Tras los pasados pero recientes golpes de estado e implantación de sus respectivas juntas militares en países como Malí, Chad, Guinea Conakry, Burkina Faso y el más reciente Níger, se ha producido un cambio en el tablero geopolítico Africano, concretamente en la zona del Sahel. Pero ¿por qué han triunfado las juntas militares? ¿Qué supone este cambio en el futuro del Sahel?.
El Sahel lleva tiempo siendo el foco principal del planeta en lo que se refiere al tráfico de armas, drogas y personas. El caldo de cultivo perfecto para que organizaciones yihadistas prosperen ofreciendo sus servicios para salvaguardar la mercancías de unas mafias frente a las muchas otras que proliferan en la zona.
Dicho esto, las juntas militares se ofrecen como una supuesta alternativa para ejercer la soberanía nacional, encarnizar la guerra contra el crimen organizado y el yihadismo que occidente no ha sido capaz de solucionar.
Un ejemplo de ello, que sirve a dia de hoy en el Sahel como estandarte antifrancés, es la prometida e incumplida promesa de Barkhane –operación militar destinada supuestamente para eliminar el terrorismo en la zona.
El rumbo prorruso que han cogido estos países es bastante notorio y cabe exponer el fenómeno junto con las razones tanto históricas como más actuales que lo explican. Rusia en su pasado sovietico apoyó a los movimientos de liberación nacional, por lo que su imagen ante estos países africanos en contraposición de sus antiguos colonos occidentales –como Francia–, es bastante buena.
Además, la imagen de Rusia en la zona se ve favorecida gracias a la propaganda y a la actuación del grupo Wagner, el cual lleva luchando contra el yihadismo en la zona desde años atrás a cambio de riquezas naturales como el oro.
Este acercamiento se materializa en la venta de armas por parte de Rusia, que representa el 44% de las armas vendidas a países africanos entre 2017 y 2021 según el SIPRI.
Finalmente puede llegar a ser lógico que las juntas militares vean en el gigante asiático un posible aliado para la guerra contra el terrorismo.
Se nos plantea la siguiente pregunta: ¿Supone Rusia un cambio favorable para el futuro de Sahel? La respuesta corta es que no, Rusia solo esta actuando según sus intereses, intereses por los cuales el Kremlin no ha dudado en cortar el suministro de trigo y maíz que recibían los países africanos gracias al comercio a través del Mar Negro con el puerto de Odesa –antes del conflicto, Ucrania exportaba aproximadamente de 25 a 30 millones de toneladas de maíz al año–. Sentenciando así a la ya castigada zona del Sahel en materia alimentaria, la crisis humanitaria y la inestabilidad social están hoy igual que ayer; lejos de ser solucionadas.
Finalmente Rusia ha hecho lo mismo con los países sahelianos que sus antiguos colonos europeos, tenderles la mano con la única intención de blindar su imagen internacional e intereses comerciales, empeoradas ambas por la guerra con Ucrania.