El pasado 10 de marzo, unidades militares marroquíes instalaron una gran antena cerca de la frontera con Melilla, concretamente cerca de Beni Ensar, en lo que se conoce como «tierra de nadie» o «zonas grises».
Según algunas fuentes de inteligencia, la antena instalada podría ser usada para realizar escuchas. Esta acción puede ser interpretada como un intento de controlar las comunicaciones en la ciudad autónoma española.
Esta acción ha sido complementada con unas recientes maniobras militares cerca del Sáhara Occidental, a tan sólo una distancia de 125 kilómetros de las costas de las Islas Canarias. Las maniobras marroquíes, llevadas a cabo por la Armada, se prevén que tengan una duración de 3 meses y en la zona de El Aaiún y Dajla.
Este movimiento militar, unilateral por parte de Marruecos, ha levantado cierta preocupación en la región canaria, enmarcado dentro de una política exterior marroquí que no reconoce la soberanía española de Ceuta y Melilla, y que tiene como objetivo presionar en Canarias a España. Además, las maniobras pueden ser interpretadas como una demostración de poder del reino alauita sobre el Sáhara, con el fin de reafirmar su dominio sobre él.
Las maniobras también llegan en pleno conflicto con la Unión Europea, debido al conflicto con el Sáhara Occidental y las disputas pesqueras, región ya de por sí conflictiva históricamente. Ambos hechos han suscitado tensión política, en gran medida, por el silencio por parte del presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
La oposición, tanto Coalición Canaria como el Partido Popular, han protestado por dichas acciones, pidiendo información y datos sobre las maniobras, con el fin de esclarecer las intenciones marroquíes. De momento, el Gobierno central no se ha pronunciado sobre los sucesos.