Tras un lustro de problemas y retrasos del fabricante británico de armamento, BAE Systems, la marina australiana vuelve a buscar proveedores para la adquisición de nuevos buques militares, considerando la compra de hasta un total de 11 fragatas. Esta compra se encuadra dentro del plan australiano de destinar unos 6.600 millones de euros durante una década para la modernización y ampliación de su flota, algo que considera esencial para mantener el control de sus aguas y la seguridad de las rutas comerciales, algo imprescindible para un país insular como Australia. Con esta decisión el gasto en defensa podría aumentar hasta un 2,4% del PIB.
El ejército australiano planea pasar de los actuales once buques a un total de veintiséis, siendo once de ellos las fragatas a las que España está optando. Los problemas de diseño y sobrecostes de la armamentística británica, BAE Systems, hace que finalmente solo vaya a entregar seis de las nueve fragatas de clase Hunter que inicialmente estaban planteadas. Es en este nuevo proceso de adquisición en el que la española Navantia cuenta con grandes oportunidades de hacerse con el contrato, tanto por calidad de las fragatas producidas como por el historial comercial de Navantia con la armada australiana, país al que lleva dos décadas suministrando buques. Los astilleros españoles, a su vez, avanzan en su alianza y cooperación con los astilleros locales Austral y Civmec, para la producción de algunos buques en el país austral; reforzando así la posición española en la región.
La francesa Naval Group, de titularidad semipública, no parece una opción tras la tensión en las relaciones sucedida tras la cancelación en 2021 por parte de Australia de un programa de submarinos por valor de 56.000 millones de euros en favor de EEUU y el Reino Unido.
Parece que la decisión quedará principalmente entre la española Navantia y la italiana Fincantieri, ya favoritas cuando se dio el contrato a BAE Systems. La competencia es muy grande, pero las posibilidades de Navantia para obtener el contrato se han visto muy aumentadas al quedar los astilleros británicos y franceses fuera de la pugna. Navantia, que cuenta con alrededor de 4.500 empleados y tiene unos ingresos de 1.300 millones de euros, se vería muy beneficiada en caso de que el contrato sea finalmente adjudicado.
Queda patente, por tanto, el liderazgo español en el sector armamentístico, en este caso de los buques de guerra, siendo España una opción principal para aquellos países que desean ampliar o modernizar sus armadas.
Y claro: «En casa del herrero, cuchillo de palo»…. ¡Qué rabia! 🤷🏻