«Hoy es un día histórico», así anunciaba ayer el líder del Partido por la Libertad (PVV) el acuerdo provisional alcanzado con otros tres partidos políticos: el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), la formación democristiana Nuevo Contrato Social (NSC) y el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB).
El contenido del pacto fue publicado anoche después de que los cuatro grupos parlamentarios lo ratificaran. Durante la rueda de prensa, Wilders aseguró que «van a cambiar muchas cosas en Países Bajos» y afirmó orgulloso que el nuevo gobierno llevará a cabo «la política de asilo más estricta de la historia».
El acuerdo «Esperanza, coraje y orgullo» introduce medidas estrictas para los solicitantes de asilo, elimina la reunificación familiar de los refugiados y busca reducir el número de estudiantes internacionales que estudian en el país. Otros puntos del acuerdo incluyen el aumento de la vivienda social, sentencias más estrictas para delitos graves y un tope de los impuestos a la propiedad.
Los partidos todavía tienen que ponerse de acuerdo sobre un primer ministro, que se espera que sea un tecnócrata ajeno a las estructuras del partido. Si finalmente esto se lleva a cabo, los líderes de los partidos de la futura coalición se quedarán en el Parlamento, pero no formarán parte del gobierno. Por el contrario, se nombrará un gobierno en el que la mitad de las carteras ministeriales se asignarán a figuras ajenas a los partidos.
El nombre del futuro primer ministro, una incógnita
Wilders, que ha influido desde 2006 en la política migratoria del país desde la oposición, es conocido por sus opiniones negativas sobre el islam y precisamente por este motivo se vio obligado a renunciar a la presidencia como requisito por parte del resto de partidos para que el acuerdo de gobierno saliera adelante.
Durante las negociaciones, Wilders se distanció públicamente de su postura antiislam y retiró simbólicamente tres proyectos de ley. Aún así, no obtuvo suficiente apoyo entre los partidos para convertirse en primer ministro. «No lo olviden: algún día seré primer ministro de los Países Bajos. Con el apoyo de aún más neerlandeses», afirmó.
Por el momento no hay acuerdo entre los partidos sobre quién será el nuevo primer ministro que suceda a Mark Rutte, pero el exministro del Partido Laborista Ronald Plasterk el hombre que negoció esa primera ronda de conversaciones, parecer ser el favorito para que le ofrezcan el puesto.