El alto comisionado de paz de Otty Patiño ha explicado en su comunicado que al recoger la ruptura del Frente de Comuneros del Sur con la dirección del ELN -Ejército de Liberación Nacional- al que pertenecían antes de disgregarse. Mientras tanto el ELN entiende esto como que es una “disidencia protegida por el Estado” y que forma parte de una estrategia para dividir a su guerrilla. Para entender esta noticia hay que explicar cronológicamente cómo se ha llegado a este punto.
Las guerrillas en Colombia surgen a raíz del Pacto de Benidorm -que serían el Partido Liberal y el Partido Conservador, que ya se habían enfrentado entre sí en guerras civiles en momentos anteriores de la historia del país- que serviría para la vuelta a la democracia, en esta todos los sectores políticos y sociológicos que no se encontraban en este pacto dieron lugar a movimientos que se oponían al régimen, entre ellos las guerrillas. Dentro de este tipo de organizaciones armadas las más relevantes serían las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército Popular (FARC-EP), Ejército Popular de Liberación (EPL), el Movimiento 19 de Abril (M-19) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) del que vamos a hablar más adelante. Por la privatización de la lucha armada que dio lugar el Estado con la ley 48 de 1968 se dieron lugar a organizaciones paramilitares que se enfrentaron a estas guerrillas.
Mientras con las FARC-EP se concluía el proceso en 2016 con un acuerdo de Paz que fue aprobado por la población mediante referéndum y el M-19 y el EPL se desmovilizaron mucho antes en el acuerdo de 1990 y el proceso de desmovilización acordado en 1889, El ELN mantuvo hasta el día de hoy la actividad armada, no llegando las primeras conversaciones hasta 2012.
Paralelamente las tensiones entre el Comando Central del ELN y lo que entonces era el Frente de Comuneros del Sur liderado por Gabriel Yépez se iniciaron en 2006 a pesar de que la estructura ya existía desde 1992. Los diálogos regionales entre esta última y el gobernador de Nariño (la región en la que se encuentra la organización armada) comenzaron en marzo de ese mismo año.
En abril de 2022 la DEA (Administración para Control de Drogas) de Estados Unidos señaló que el FCS estaba involucrado en la producción y distribución de droga que salía de la región y en noviembre de ese mismo año la dirección del ELN le tendría el foco puesto por posibles vínculos con el narcotráfico siendo la región de Nariño la que más hectáreas de coca se plantaría a nivel nacional -más de 57.000-. En esta situación la ruptura se daría en 2023 cuando el Comando Central ordenaría la evaluación del liderazgo de la región.
Tras el comienzo de conversaciones del Gobierno con la organización armada de la región el ELN avisó de que congelaría negociaciones mientras el gobierno continuase hablando con el frente de Nariño, pero eso no ha impedido que finalmente se le reconozca como una organización con la que mantener negociaciones.
Esto nos deja en una tesitura en la que el ELN ya llevaba un tiempo negociando sobre el alto al fuego y con la intención de volver a hacer secuestros dentro del alto al fuego, por eso hay quienes critican la posición débil del Gobierno -ya que aunque está en contra de esto en la práctica la paramilicia lo llevaba tiempo practicando bajo el pretexto de que eran “controles de seguridad” y que según el investigador Carlos Verdalia en 1 de cada 5 casos las víctimas no regresan- y a la organización armada por no querer llegar a la paz. Si la situación ya se prestaba poco al pacto ahora menos ya que según interpreta este reconocimiento era una forma de fragmentación del grupo armado.