El boxeador congoleño Moise Lohombo ha sido condenado a 9 años de prisión tras agredir sexualmente y con un alto grado de violencia a su madre.
El pasado 25 de agosto, Lohombo salió de la cárcel -donde estuvo por un delito relacionado con las drogas- y se dirigió hacia el apartamento de su madre, lugar donde se produjo la violación.
Antes de cometer los hechos, apagó las luces del apartamento, amenazó a su madre con un cuchillo, intimidándola con matarla si ella se negaba a tener relaciones sexuales y procedió a agredirla sexualmente. Su madre, con intención de apaciguar la situación, le ofreció dinero para pagar a una prostituta, cosa que finalmente ocurrió.
Durante la violación, Lohombo le propinó varios puñetazos en la cara, por lo que el apartamento quedó cubierto de sangre. Después, Lohombo limpió la sangre, llamó a una ambulancia y escapó del lugar. Como resultado, la mujer quedó gravemente herida y fue trasladada al hospital, donde fue tratada por una grave hemorragia cerebral y las múltiples consecuencias psicológicas de la violación. También se intervino por un posible embarazo.
Durante el juicio, la defensa de Lohombo argumentó que había consumido sustancias psicógenas y alcohol, además de proponer internarlo en una institución psiquiátrica, algo que fue rechazado por el tribunal. La gravedad del caso conmocionó al juez, ante las declaraciones del acusado, que se limitó a decir «no sé cómo pasó esto». Finalmente, el tribunal de Wiesbaden condenó al congoleño a nueve años de prisión.
«Un modelo a seguir»
La historia de Moise Lohombo parecía una historia de superación y de integración, pero era tan sólo un espejismo de la oscura realidad que el joven escondía. De origen congoleño, Lohombo había llegado a la temprana edad de 8 años a Alemania.
Durante su infancia empezó a mostrar un comportamiento violento, basado en agredir continuamente a sus compañeros de clase. Esta actitud hizo que tuviese que acabar sus estudios alejado de su familia, residiendo en un asilo de ancianos, donde terminaría completando sus estudios como panadero, enfocándose a su vez en el boxeo, una de sus pasiones.
El boxeo debía ser una forma de salir de la situación en la que se encontraba, pero aún así Lohombo seguía por la senda de la mala vida. Pese a ello, el diario alemán Deutsche Handwerkzeitung se interesó en su historia, poniéndole como un ejemplo de integración. Le apodaron «el panadero del boxeo», además de describirle como «un joven encantador y amigable que muestra con entusiasmo fotografías de su perra bull terrier Betty en su teléfono móvil». El diario alemán conocía su pasado violento y relacionado con la drogas, pero eso no parecía importar, pues eran «pecados de la juventud» o «altibajos de la vida».