En los cuatro últimos años, las agresiones sexuales con penetración cometidas por mujeres se han multiplicado por siete, pasando de 25 a 174. Se han disparado un 700% en menos de cinco años, según el Informe sobre Delitos contra la Libertad Sexual en España. De igual forma, se disparó también la estadística de personas que acudieron al registro civil para cambiarse de sexo, puesto que en 2022 acudieron 1306 personas y en 2023 acudieron 5139, cuatro veces más.
Los actos por los que una mujer podía ser acusada de agresión sexual con penetración antes de la aprobación de la Ley Trans eran de dos tipos, o la agresora introducía la mano o un objeto dentro de las partes íntimas de la víctima o había sido colaboradora necesaria mientras un tercero lo hacía.
Pero desde la entrada en vigor de dicha ley, una persona con genitales masculinos y que no haya completado un proceso de «transición», en tres meses es considerada mujer, y recibe el cambio de sexo registral. Por lo tanto, ahí se encuentra el factor clave en el auge de las estadísticas sobre este tipo de delitos, ya que un agresor sexual utilizando estos métodos puede evitar los agravantes de género.