Ayer por la tarde se anunció la muerte de otra niña que se encontraba hospitalizada por las heridas sufridas en el ataque a una escuela de verano en Southport. Así, las víctimas mortales pasaban a ser tres: Alice Dasilva Aguiar, de nueve años, Bebe King, de seis, y Elsie Dot Stancombe, de siete.
Tras una improvisada concentración de duelo en memoria de las víctimas, se produjeron graves disturbios frente a una mezquita, a consecuencia de los cuales 39 policías resultaron heridos, teniendo que ser 12 asistidos in situ y 27 trasladados al hospital. Ocho agentes sufrieron lesiones de importancia, como fracturas y conmoción cerebral.
Los hechos, que se produjeron de forma espontánea por la indignación popular, comenzaron como una manifestación, pero al llegar a las inmediaciones de una mezquita que estaba fuertemente protegida por la policía, los ánimos se exaltaron y poco a poco la violencia fue en aumento. Además de los policías heridos, se incendiaron varios coches y furgones policiales.
Las autoridades han hecho todo tipo de declaraciones condenando los hechos y culpando a la Liga de Defensa Inglesa. Además, niegan que el autor de los hechos sea ruandés, y dicen que se trata de un ciudadano galés. De esta forma, la prensa ha calificado los hechos como racistas, obviando la fuerte carga emocional que dio lugar a la indignación popular.