El asesinato de un nuevo piloto neozelandés ha aumentado la presión de los grupos independentistas sobre la Policía de Indonesia
La tensión no cesa en Papúa. Las presiones y los atentados del Ejército de Liberación Nacional de Papúa Occidental ostentan las reclamas de la población de Papúa Oriental y el gobierno de Bob Dadae no ha encontrado la solución. El Instituto de Análisis de Yakarta calcula que se han librado cerca de 200 combates desde el inicio del conflicto.
La región de Papúa Occidental es una de las más pobres de Indonesia. Las razones étnicas y las luchas entre las tribus han terminado con la unidad del país, sin embargo, la entrada del Frente de Liberación ha cambiado el mapa político.
A través de la lucha armada, con una estrategia inspirada en las guerrillas latinoamericanas, el grupo se ha postulado como una amenaza para el gobierno. La masacre de Nduga, donde murieron 24 trabajadores y los enfrentamientos contra la Policía indonesa han obligado al gobierno a abandonar el país.
Tras la llegada de la Covid-19, el Movimiento Unido de Liberación de Papúa Occidental (ULMWP) trasladó la sede del gobierno al exilio, con el fin de lograr un referéndum y acabar con la persecución que sufre su pueblo por parte de Indonesia. Su presidente, Benny Wenda, solicitó el apoyo internacional para terminar con el conflicto.
Una defensa férrea de la independencia
Las señales de protesta de la tribu que lidera el movimiento afectan a los pilotos que aterrizan en la isla. Como instrumento de lucha, publicitan los secuestros de los trabajadores de diferentes etnias. Es el caso de Philip Mehrtens, quien desde su secuestro en los últimos coletazos del año pasado, permanece cautivo con los miembros de la tribu.
Pese a los esfuerzos del consulado neozelandés por liberar al piloto, los rebeldes amenazan con acabar con su vida. Según los agentes de la Policía Nacional de Indonesia, las promesas de los miembros del Frente de Liberación son «solo propaganda».
En clave nacional, fuera de las prácticas de las guerrillas, el gobierno que vive en el exilio se ha quedado sin el apoyo internacional para conseguir terminar con el mandato de Indonesia.
Sin una hoja de ruta definida, más allá de los movimientos de los rebeldes, la lucha étnica se encuentra en un punto sin retorno. Desde la declaración de la «Guerra Total» en el año 2015, la independencia de Papua Occidental es el único camino posible para terminar con la lucha entre las tribus