En los últimos años la obesidad y el sobrepeso infantil se han reducido de forma general en
nuestro país, pero los nuevos estudios nos señalan que siguen aumentando en los niños que
pertenecen a familias con rentas inferiores a los 18.000 euros al año.
Las familias que ingresan al año 30.000 euros o más son las que cuentan con un mayor
número de niños con un peso normal, el 68,2%. Un dato que baja al 60,4% en los hogares
con una renta anual entre 18.000 a 30.000 euros. Pero la cifra más preocupante es el de las
rentas inferiores a este umbral, el cual baja a un 50,7%.
Es un hecho evidente la correlación que existe entre la renta y el sobrepeso-obesidad
infantil, y los datos lo reflejan. Los niños de familias más ricas tienen un menor registro de
exceso de peso: 18,3% de niños con sobrepeso y 10,9% con obesidad. En las familias de
rentas más bajas, los datos ascienden al 23,1% y al 23,6%, respectivamente.
El rápido incremento de la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más
graves del siglo XXI, puesto que el número de niños y adolescentes que viven con obesidad
aumentó más de 10 veces, de 11 millones en 1975 a 124 millones en 2016.
Los expertos achacan esta problemática a los malos hábitos de alimentación, el bajo
consumo de frutas y hortalizas frente a la bollería industrial, y a la falta de actividad física y
el uso excesivo de pantallas. Otros factores a los que se achacan sería la propia genética del
niño, la inflación, la contaminación y el entorno familiar. Además, la llamativa publicidad
continua de alimentos sin ningún tipo de valor nutricional es algo que ayuda a incrementar
estos factores, puesto que no existe una asesoría nutricional pediátrica correcta.
La obesidad entre los escolares en España en 2022 es alarmante, pues nuestro país es el
tercero en Europa con mayores cifras de sobrepeso y el cuarto en obesidad infantil, según
un informe de la OMS. Para solucionar el problema los expertos recomiendan actualizar la
información nutricional que se da a las familias a través de los profesionales sanitarios, la
escuela y los medios de comunicación. Esto ayudaría a sentar las bases para mejores niveles
de alfabetización alimentarios y reducir así el riesgo de exceso de peso y de otras
enfermedades crónicas en todos sus miembros.