Distintas bandas criminales llevan años disputándose el control de la venta de narcóticos en los barrios del norte de Marsella, famosos por su peligrosidad y por el porcentaje mayoritario de población inmigrante.
Esta disputa se desarrollaba principalmente entre los «Yoda», de origen marroquí, y los «DZ Mafia», de origen argelino, que, ya en 2023, dejaron un saldo de 50 muertos y 123 heridos. Pero ahora hay un nuevo rival: los «New Black».
La aparición de esta nueva mafia ha recrudecido la guerra y, por lo tanto, se han incrementado los esfuerzos de reclutamiento, poniendo la mira en sicarios menores de edad.
Si hay una cosa que abunda en los barrios del norte de Marsella, son niños provenientes de familias desestructuradas, por lo que son un blanco fácil para los reclutadores de las mafias. Estos se aprovechan de lo manipulables e impresionables que son los niños a esas edades y de que gran parte de la cultural juvenil se basa en la romantización de los narcotraficantes y delincuentes.
Una vez que son reclutados, se les encargan asesinatos y delitos de sangre, ya que, debido a su minoría de edad, la justicia francesa tiende a ser más laxa. De esta manera, no se exponen a perder a miembros más veteranos y valiosos para la organización, pero esto también convierte a estos niños sicarios en objetivo de las venganzas de los rivales.
El resultado de todo esto ha sido la muerte de un niño de 15 años, que fue reclutado para incendiar la casa de un rival. Sin embargo, mientras llegaba al lugar, miembros de una banda rival le apuñalaron hasta matarlo y luego quemaron su cuerpo. Dos días más tarde, un niño de 14 fue contratado por 50.000€ para matar a un rival. El chico usó un vehículo de la compañía Bolt para desplazarse y le pidió al chofer que le esperara. Cuando este se negó, sospechando sus intenciones, el niño le disparó en la nuca.
La policía alerta que esta es una tendencia que no va a hacer más que aumentar mientras el mercado de la droga en Francia se siga expandiendo. Solo en Marsella se cierran al día 10 puntos de droga, y se estima que cada uno reporta al día cerca de 90.000€ en beneficio. Este goloso pastel provoca una feroz competencia entre narcotraficantes, que no escatiman en gastos a la hora de armarse hasta los dientes y reclutar a niños para proteger sus ingresos.