Chad está inmerso en un proceso de reorientación y redefinición de sus alianzas internacionales. El 28 de noviembre anunció que acabaría con los acuerdos de cooperación de defensa con Francia, revisados en 2019, tras más de 64 años. Esta información se dio a conocer horas después de la visita del Ministro de Asuntos Exteriores francés. El Ministerio de Asuntos Exteriores chadiano todavía no ha dado una fecha exacta para la salida de las tropas francesas del país. Al mismo tiempo, el titular del Ministerio declaró que es hora de que el país «afirme su plena soberanía». El comunicado del gobierno también expresó la voluntad de mantener relaciones constructivas con Francia en otras áreas.

Chad se ha caracterizado por la estabilidad en las últimas décadas. El país fue gobernado por el Presidente Idriss Deby desde 1990 hasta su muerte en 2021, provocada por heridas sufridas en enfrentamientos contra el Frente para la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT). Lo sucedió su hijo, Mahamat Idriss Deby, mediante un golpe de Estado, conformando un régimen de transición hasta su elección como presidente en las elecciones del 6 de mayo de 2024.

El país pretende diversificar y redefinir sus socios estratégicos para lograr sus objetivos. Chad está rodeado de países inestables, como Libia, Sudán o Níger. A nivel interno enfrenta una amenaza al norte de la mano del FACT, una organización fundada por oficiales disidentes del ejército, y otra al sur por Boko Haram, que aterroriza la región del Lago Chad, afectando a varios estados: Nigeria, Chad, Camerún, entre otros. Especialmente devastador fue un ataque de este grupo terrorista el 27 de octubre contra un cuartel del ejército chadiano, en el que murieron 40 soldados.

Actualmente sigue en curso la Operación Haskanita, dirigida por el propio presidente, cuyo objetivo es combatir a Boko Haram. Idriss Deby ha criticado la Fuerza Multinacional Conjunta (MNJTF), compuesta por fuerzas de Nigeria, Benín, Camerún, Chad y Níger por su escasa participación en la lucha contra el yihadismo. De hecho, ha llegado a amenazar con la salida de Chad de la alianza.

En este contexto, se observa un acercamiento a nuevas potencias como Rusia, que ya tiene presencia en la región gracias a su alianza con los países de la AES. El atractivo de la cooperación con Rusia radica en que sus tropas no se limitan únicamente al asesoramiento, sino que también participan en acciones armadas, además de proteger al gobierno de turno. En junio, Sergey Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores, visitó la capital Yamena, y en agosto el presidente Mahamat Idriss Deby se reunió con Vladimir Putin en Moscú para tratar diversos asuntos. Destaca la presencia de Emiratos Árabes Unidos, que, desde 2023, ha aumentado el apoyo humanitario al país, siendo uno de los mayores exportadores de armas.

Llama la atención la nueva cooperación entre Chad y Hungría. El 7 de septiembre, el presidente chadiano realizó una visita de Estado a Budapest, donde se firmó un acuerdo de cooperación estratégica en áreas de defensa, economía y educación. Hungría estaría dispuesta a conceder un préstamo de 150 a 200 millones de euros a Chad, además de aportar 14 millones de euros en ayuda militar al país procedentes del Fondo Europeo de Paz. Lo más llamativo de esta cooperación es la voluntad de Budapest de llevar a cabo una misión militar sobre el terreno, algo que ya había sido anunciado en 2023.

Hungría se perfila como nuevo socio con una estrategia propia ante el repliegue francés del Sahel. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, declaró que «Chad es un país clave en la lucha contra la inmigración ilegal en África. La emigración desde África hacia Europa no puede ser detenida sin los países de la región del Sahel».

Chad, uno de los países más estables de la región, acoge a una gran cantidad de refugiados de países vecinos. El ministro de Defensa declaró que «si Chad se vuelve inestable, seremos testigos de una ruptura de la barrera migratoria que enviaría millones hacia Europa».

El plan húngaro busca frenar la inmigración en su origen mediante asistencia humanitaria y estabilización en la región. Incluye el despliegue de hasta 200 militares y proyectos de apoyo agrícola. El 25 de octubre de 2023, se definieron tres objetivos principales: detener la inmigración masiva, respaldar la lucha antiterrorista y establecer un marco de seguridad para el paquete de ayuda económica y humanitaria. La ONG Hungary Helps, gestionada por la Oficina del Primer Ministro, será responsable de implementar la asistencia.

El 6 de noviembre de 2023, la Asamblea Nacional de Hungría aprobó el envío de tropas. Su misión incluye apoyar y supervisar al ejército chadiano en el campo de batalla, proteger a ciudadanos e intereses húngaros en la región y proporcionar asistencia directa. La operación tiene como fecha límite el 31 de diciembre de 2025. Sin embargo, debido a la dificultad de ejecutar la misión en solitario y sin respaldo internacional, el despliegue ha sido retrasado. Hasta la fecha, no se ha iniciado la operación.

Existen otros intereses, como el acceso al uranio, necesario para la ampliación de la central nuclear de Paks para 2032, que cuenta con participación rusa.

Chad no constituye uno de los mayores emisores de inmigrantes, aunque acoge a una gran cantidad de refugiados. La elección puede deberse más bien a las todavía buenas relaciones con los estados de la UE y a su mayor estabilidad frente a sus vecinos. Además, cuenta con uno de los mejores ejércitos del Sahel.

Lo interesante de la estrategia húngara es que ofrece ayudar a estabilizar un país combatiendo al terrorismo de una manera similar a las fuerzas rusas. Es decir, acuden al campo de batalla con los soldados africanos al mismo tiempo que promueven programas en materias de sanidad y agricultura. Está por ver qué más objetivos tiene Budapest y si logrará un despliegue efectivo y cumplir con sus objetivos.