Este mismo fin de semana se celebraron elecciones municipales en el estado alemán del noroeste Renania del Norte- Westfalia. Aunque la CDU fue la que ganó en el cómputo total, sufrió un fuerte descenso en votos a igual que el SPD.
Nos encontramos así en una de las regiones más industriales de Alemania, y por lo tanto en un bastión tradicional del SPD. Sin embargo, en las últimas elecciones provinciales AfD ha triplicado sus votos con respecto a los comicios de 2020, pasando a la segunda vuelta en municipios como Duisburgo, Hagen y Gelsenkirchen (lugar especialmente degradado, con un alto desempleo y una gran población inmigrante, concretamente musulmana). Y es que si bien AfD viene arrasando en casi todas las últimas encuestas electorales, su gran caladero de voto se encontraba en el este del país, siendo hasta ahora residual en el oeste. Pero por lo que vemos esto está cambiando a marchas forzadas.
En el mismo sentido, ha destacado el fuerte descalabro de la izquierda ecologista, los Verdes, perdieron casi 7 puntos respecto a las últimas elecciones. Al igual que AfD con el Este, los Verdes tenían su fuerza en las regiones más modernas y cosmopolitas de Alemania, pero como vemos esto también está cambiando con el paso del tiempo. Y es que el antaño próspero oeste alemán se ha visto afectada por las políticas ecologistas, con especial énfasis en el masivo cierre de minas, o las políticas industriales suicidas de la UE. A esto se suma el tema clásico por la que recibe apoyo AfD, el migratorio, ya que el «Refugees welcome» hizo que la mano de obra turca y siria afluyera sobre todo a empleos industriales. Como suele ocurrir, los hijos de esos primeros inmigrantes están muy lejos de estar integrados en la sociedad alemana, creando fuertes choques y una degradación palpable en las áreas donde residen en mayor número.
No debemos olvidar que al igual que con Le Pen en Francia, Alterativa por Alemania está sufriendo una fuerte ofensiva legal, con la inteligencia alemana calificándola como «extrema derecha», pero siendo retirada tal acusación tras un recurso legal de la propia agrupación, o la acusación de que algunos de sus parlamentarios son espías chinos. Pero a pesar de todos estos esfuerzos la dinámica de la formación de derecha liberal-populista sigue siendo ascendente, y aunque el sistema electoral alemán impida casi de forma categórica que un partido en solitario pueda llegar al poder, en las futuras elecciones nacionales no se descarta una victoria de la formación liderada por Alice Weidl.
Mientras tanto el gobierno de Mertz sigue cayendo en la irrelevancia absoluta, aprisionado en una coalición con sus semejantes socialdemócratas pero con múltiples matices absurdos que hacen imposible la resolución de los grandes retos de la otrora rica y poderosa Alemania.