El Tribunal Regional de Viena ha dictaminado que la Sharía puede aplicarse en Austria en casos de arbitraje privado, siempre que sus disposiciones no contradigan los “valores fundamentales del Estado de derecho”.
El fallo, que avala una sentencia arbitral por más de 320.000 euros, marca un precedente alarmante: bajo la fórmula de acuerdos “libremente aceptados” entre partes, se abre la puerta a que el derecho islámico se utilice en territorio europeo.
La decisión ha provocado una tormenta política. El partido en el gobierno, el ÖVP, ya ha anunciado medidas urgentes para blindar la Constitución contra la aplicación de la Sharía. Por su parte, la oposición del FPÖ denuncia la creación de “sociedades paralelas islámicas” y acusa a los jueces de debilitar la identidad legal austriaca.
Organizaciones culturales turcas recuerdan además que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya ha declarado en varias ocasiones que la Sharía es incompatible con los derechos humanos y con la democracia.
En un continente que presume de secularismo, el caso austríaco se convierte en un aviso a toda Europa: mientras los tribunales abren resquicios al derecho islámico, la soberanía jurídica y cultural de los Estados queda en entredicho.