Ante el auge general de la criminalidad en España destacan especialmente ciertos delitos que se creían erradicados, o si no reducidos a cifras meramente anecdóticas. Esto es debido al proceso de modernización y las particularidades culturales de los españoles, que habían provocado un cambio en sus pautas delictivas, en este caso en el ámbito sexual.
Esto provoca que ante este progresivo aumento se deba tener en cuenta el factor exógeno, aquellos contingentes poblacionales donde aún sigue formando parte de su idiosincrasia una visión concreta de la mujer, no existiendo un tabú o un estigma-individual o colectivo- en el ejercicio de violencia sexual sobre la misma.
Antes de pasar a la exposición de los datos debemos recordar dos cuestiones que hacen que no exista una correlación exacta entre los datos y la realidad que pretenderían reflejar: el primero es la ausencia en nuestro país de estudios étnicos de la delincuencia y la criminalidad, y el segundo es la laxitud y permisividad con la que se conceden las nacionalidades en España, tal como ya hemos reflejado en varios artículos en este mismo medio.
Con respecto al aumento de los datos brutos de violencia sexual, en 2023 con respecto al año anterior, los delitos sexuales aumentaron un 14’8%, según datos del ministerio de interior. Conforme se pone la referencia en años más atrás la cifra aumenta considerablemente, y es que con respecto al 2013 el aumento supone un 144% más. En otro barómetro que resulta ilustrativo, en 2015 el número de delitos sexuales por cada 1.000 habitantes era de 6,1, pasando a 35,4 en 2022. Para evidenciar esta dinámica, se ha constatado que desde 2018 las agresiones sexuales con penetración-esto es, los delitos más graves-se han multiplicado por tres. El aumento vertiginoso de los actos de violencia sexual de carácter grupal también es un fenómeno a destacar ya que resulta un acto muy poco común en la idiosincrasia criminal española y europea en general. El ministerio de Interior suele declarar que este aumento se debe a la disminución de la «infradenuncia» debido a la mayor concienciación femenina con respecto a este tipo de delitos. Pero esta retórica no explica el carácter explosivo y no gradual-como suelen ser los cambios generacionales a nivel ideológico- de esta situación, así como lo absurdo que resulta aislar este fenómeno de la llegada masiva de contingentes poblaciones en los que forma parte de su cultura este tipo de violencia.
Ya indicamos que el desglose de estos datos tiene importantes sesgos previos. Aún así, y del relato oficial del Ministerio, en los datos para 2023 se ha evidenciado que los delincuentes sexuales con nacionalidad no española son casi la mitad de los mismos (45,62% en 2022), cuando oficialmente no llegan a representar el 20% de la población, y en la realidad dependiendo de las regiones oscilan entre un tercio de la misma. En referencia a datos de INE de 2022, destacan los africanos, ya que comenten en torno al 20% de las agresiones sexuales, y a nivel porcentual solo representarían el 2% de los inmigrantes residentes en España-. Como la distribución de la inmigración no es regular por todo el país, destacan datos como lo que indican que en 2024 el 64’2% de los delincuentes encarcelados por delitos sexuales en Cataluña eran extranjeros. Pero concretamente en el delito de violación, el número de extranjeros sube a 91’67%. Estos datos fueron expuestos por la Generalitat de Catalunya.