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Eduardo Navarro, el hombre que se convirtió en foca

El artista argentino se disfraza de foca para amamantar a las crías que han sido abandonadas

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El artista Eduardo Navarro se viste con un disfraz de foca para amamantar a las crías desprotegidas.  El argentino asegura que es una sensación única y que se mantendrá firme con su actividad. La Fundación Botín financia su organización para salvar a los mamíferos desde el amor.

Enfundando en su disfraz, Navarro alimenta a las crías abandonadas en un refugio de Uruguay. La historia arranca durante el año 2020, cuando no se podía salir a la calle debido a las restricciones por la Covid-19. A la vez que defendía su idea de acabar con las fronteras, reflexionó acerca de los océanos y sobre cómo cuidar a las focas huérfanas. 

El artista pasaba el encierro en Uruguay, donde comenzó a interactuar con los fócidos del refugio marino SOS. Su amistad con el responsable de la asociación fue el germen de su transformación: «La idea surgió de qué ocurre si soy una foca en vez de simplemente ir a contemplarlo». 

 

Un componente místico

Eduardo Navarro compara la situación con los rituales religiosos realizados con máscaras venecianas. El disfraz sirve para entrar en un tránsito hacia la comunicación con las focas. Con su disfraz, y sin la supervisión de los cuidadores, comienza el intercambio entre ambas figuras. El artista ha entrado en contacto con el mundo animal y asegura que es una actividad cotidiana que puede realizar hasta su vejez. 

En este viaje ha conocido a Pedro, como llama al componente con mayor peso del grupo de focas, animal al que considera un ser humano. Pedro tiene la posibilidad de salir al océano, ya que dispone de esa libertad, pero prefiere quedarse en la piscina con sus cuidadores. Navarro afirma que en este momento no sabe quién es el ser humano: «Podría estar jugando en las olas y apareándose. Y, sin embargo, prefiere estar ahí en una piscina de cemento. Aquí se pone interesante quién es quién. Pedro es bastante humano a estas alturas». 

A raíz de esta vivencia, con la que Navarro ha intercambiado experiencias con las focas -aunque él piense que cuando se marcha se ríen de él-, ha creado una asociación para luchar por el cuidado de estos mamíferos. A través de la «contemplación amorosa», Eduardo busca convencer de los beneficios de estas actividades y extender su propósito.

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