Pese al discurso triunfalista del gobierno, los frutos de la última Reforma Laboral no están siendo lo que muchos esperaban. En concreto los despidos durante los periodos de prueba se han incrementado.
La última reforma tuvo lugar a finales de 2021 durante el gobierno de PSOE-Unidas Podemos. Uno de los objetivos de la ley fue acabar con la temporalidad existente en el mercado laboral. Sin embargo, obviando la trampa que suponen los fijos discontinuos y lo que contribuye a falsear los datos sobre el empleo, una fórmula que ha sido empleada por los empresarios para perpetuar la temporalidad ha sido la de despedir a los trabajadores durante los periodos de prueba.
Este tipo de despidos, que técnicamente constan administrativamente como bajas, han aumentado durante el primer semestre un 46% con respecto al mismo periodo de 2019 según datos extraídos de la Seguridad Social. Si vamos a los contratos indefinidos, los despidos han aumentado un 352% los últimos seis años. Lo que se traduce en 350.459 despidos entre enero y junio. Por otra parte, los despidos de trabajadores temporales durante el mismo periodo han descendido un 46% durante el mismo periodo de tiempo.
Que los empresarios despidan durante el periodo de prueba se debe a que de esta forma se ahorran el coste que supondría despedir a un trabajador temporal, teniendo además menos restricciones para hacerlo. El despido durante el periodo de prueba no requiere de justificación, no existe preaviso ni indemnización.
En cuanto a los fijos discontinuos, el número de bajas durante el primer semestre aumentaron un 473% con respecto a 2019. Esta modalidad de empleo figura en las estadísticas como trabajo indefinido pero en la práctica es trabajo temporal.
El mercado laboral español sigue siendo inestable. La temporalidad sigue existiendo pese al maquillaje de los datos que hace el Gobierno y los esfuerzos del Ministerio de Trabajo por mejorar la situación no dan resultados. Y pese a la disminución de la tasa de paro la pobreza se abre camino en España.