Pese al apoyo del Gobierno de España, liderado por Pedro Sánchez y apoyado por Sumar, a la causa palestina, este fue sorprendido en una sangrante contradicción: la venta secreta de armamento a Israel en el momento más crítico de la guerra en Gaza. Este descubrimiento no ha hecho más que evidenciar una vez más, la ausencia total de ética sumada a una ilegalidad flagrante.
Diversas investigaciones han detallado que, a pesar de las restricciones impuestas por la Unión Europea y las propias leyes españolas contra el comercio de armas en zonas de conflicto, el Gobierno de Sánchez ha encontrado «lagunas legales y caminos subrepticios» para llevar a cabo estas ventas. Esta doble cara de la política exterior española en estos últimos años es una evidencia desconcertante, dualidad entre sus declaraciones públicas y sus acciones efectivas, hechos que contradicen al Gobierno de España como un supuesto adalid de la paz en todas las regiones.
El material enviado de diversa índole y a pesar de la negativa del Gobierno de ser armamento no letal se contradice con el propio envío. Fueron: bombas, granadas, torpedos, minas, misiles, cartuchos, municiones ligeras y de proyectil. La Secretaría de Estado y Comercio sostiene que dicho envío de armas se acoge a una licencia autorizada el 7 de octubre, además de ser todo ese armamento usado únicamente como material para «pruebas o demostraciones». Armamento que ya se conoce dónde finalmente está siendo «probado y demostrado».
Según el Centre Delàs, las armas partieron a Israel vía a una empresa de Palencia, para la campaña de embargo de armas y la Rescop. Aunque dicha licencia fuera legal cuando fue firmada debió haberse revocado como establece el reglamento de control de comercio de material de defensa. Que al no realizarse deja en evidencia esta suspensión real y efectiva de venta de armas.
En el Congreso, la situación ha avivado un fuego cruzado de acusaciones y debates. Partidos como Junts, PP y Vox, pese a haber votado en contra de suspender el comercio armamentístico con Israel, han lanzado duras críticas al gobierno, exigiendo transparencia y coherencia en las acciones del ejecutivo. Curiosamente, el «socialismo», parte de la coalición gubernamental, ha mostrado una aparente disonancia interna al votar a favor de detener estas ventas, contradiciendo así las recientes revelaciones de transacciones armamentísticas con Israel.
Este escándalo no solo ha desencadenado una crisis de credibilidad para el gobierno de Sánchez y Sumar, sino que también ha puesto en primer plano el debate sobre la venta de armas y la coherencia en la política exterior de este Gobierno, con la supuesta búsqueda de la paz en el conflicto que una vez más lo único que hace es avivarlo.