jueves, diciembre 26, 2024

Los Españoles desconfían de las instituciones y son poco optimistas ante el futuro de la política

Los resultados de la ultima encuesta sobre tendencias sociales del CIS muestran la poca confianza de los españoles en las instituciones que ademas en el futuro sera aun mas baja.

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El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) ha presentado los resultados de su última encuesta sobre tendencias sociales, con un apartado destacado dedicado a la política y la intención de voto. Este estudio revela datos interesantes sobre la confianza de los ciudadanos en las principales instituciones, su evolución y las perspectivas de futuro. Además, aborda cuestiones de geopolítica y las expectativas de los españoles frente a los desafíos venideros.

Más de la mitad (56%) de la población española mayor de 18 años está interesada o muy interesada en temas políticos. Sin embargo, todas las instituciones analizadas suspenden con baja nota en cuanto a la confianza que dan a los españoles. Por su parte, los partidos políticos obtienen un 3.2, los sindicatos un 3.5, el Gobierno un 3.5. El Parlamento un 3.6, los medios de comunicación un 4.0, la Justicia un 4.7. Sólo consigue «aprobar» la Constitución de 1978, con un 6.1. 

Esta baja confianza en las instituciones es compartida por todos los grupos de edad. Hay ciertas diferencias según el partido votado en las últimas elecciones generales de 2023.  Pero ningún votante muestra confianza «ciega» en ninguna institución.

Si analizamos los resultados de los votantes del partido gobernante, obtenemos da solo un  «aprobado» al Gobierno (5.9), más ajustado aún al Parlamento (5.1). Los votantes de Sumar sólo dan su aprobado -ajustado– a los sindicatos (5.2) y al Gobierno (5.1). Los votantes de Bildu sólo dan notas por encima del 5 a los sindicatos (5.8) y al Gobierno (5.9). El resto de votantes a independentistas no aprueban a ninguna de las instituciones consultadas.

Los votantes del PP aprueban a la Justicia (5.2), a las organizaciones empresariales (5.8), al Tribunal Constitucional (5.7) y siendo los que más confianza muestran en la Constitución, dándole un 7.8. El votante de Vox es uno de los más críticos, solo dándole el aprobado por los pelos a la Constitución (5.8) y a las organizaciones empresariales (5.1)

Al comparar la confianza actual con la de hace cinco años, los resultados muestran que solo los partidos políticos generaban mayor confianza en el pasado. El resto de las instituciones mantenían niveles similares a los actuales, y las expectativas para el futuro son poco alentadoras. La mayoría opina que la confianza en las instituciones no mejorará, prevé un deterioro en la percepción del Gobierno y los partidos políticos, y cree que se mantendrá igual para el resto. Los votantes de VOX son los más pesimistas sobre la evolución futura de la confianza.

El estudio también analiza los factores que han influido en las opiniones políticas de los ciudadanos durante los últimos dos años, incluyendo decisiones como votar o no votar, a quién elegir y qué opiniones manifestar. Las redes sociales encabezan la lista de «generadores de influencia», al mismo nivel que los candidatos políticos, impactando en primer o segundo lugar a 1 de cada 3 españoles en edad de votar. Les siguen la televisión, los conocidos y amigos, la radio y los periódicos. Sorprendentemente, solo 1 de cada 10 encuestados afirma que su ideología, conocimiento o criterio personal guía sus opiniones políticas.

Se dan grandes diferencias según ideología. Los votantes de Vox dan más credibilidad e importancia a las redes sociales y a los candidatos. El votante de Bildu es claramente el más influido por la radio y los periódicos.  El votante del PSOE por su parte, se ve más influido que la media por los medios de comunicación tradicionales.  Un 45% de los votantes de Junts indica que ha sido su  familia y amigos quienes les han influido políticamente (el doble que en el conjunto de los españoles).

Este tipo de información evidencia la notable influencia que ejercen los medios de comunicación en la formación de opiniones políticas, especialmente en el grupo de mayores de 75 años, donde su impacto está muy por encima de la media. Por otro lado, los jóvenes son los más influenciados por las redes sociales, mientras que el grupo de entre 38 y 49 años tiende a guiarse más por su entorno cercano para cuestiones políticas.

En cuanto a la percepción de cambios futuros, la positividad es más pronunciada entre los menores de 24 años y los mayores de 65. En estos grupos, 6 de cada 10 creen que habrá transformaciones sociales y económicas significativas y que serán para bien. Sin embargo, en el resto de franjas de edad, solo 4 de cada 10 comparten este optimismo.

El estudio también pidió a los encuestados que opinaran sobre la posibilidad de cambios en los próximos diez años. Un 60% consideró que habrá muchos o bastantes cambios, y un 46% de ellos confía en que serán positivos. El 36% cree que serán negativos. Este optimismo varía según la afinidad política: los votantes del PSOE son los más optimistas, mientras que los de VOX vuelven a destacarse como los más pesimistas.

Evaluando la influencia política global, el estudio señala que las guerras serán el principal problema en los próximos diez años, seguidas por el cambio climático. La ideología marca diferencias claras: los votantes de PSOE, Sumar, ERC, Bildu, Junts y PNV priorizan el cambio climático, mientras que los de PP y VOX destacan las guerras. Por edades, los más jóvenes (menores de 24) y los mayores de 65 años ven las guerras como el mayor desafío, mientras que el resto se enfoca en el cambio climático.

En el ámbito social, el panorama para España es agridulce. Se espera una sociedad más materialista, con mayor violencia y preocupación por el éxito personal, pero también con avances como más mujeres en puestos de poder, mayor libertad sexual y mejor integración de personas con discapacidad. Sin embargo, la vida personal y familiar se percibe menos optimista: menos relaciones familiares, más divorcios, menos nacimientos, más soledad y menor motivación laboral, aunque con mejoras en tiempo de ocio y cuidado personal.

Destaca el pesimismo de los jóvenes de 18 a 24 años (Generación Z), quienes rompen con el clásico optimismo juvenil, mostrando una visión más negativa tanto en aspectos personales como sociales.

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