En las ultimas semanas hemos visto como Javier Tebas, presidente de La Liga, y una de las caras más visibles del deporte en nuestro país ha puesto el foco en la lucha contra la piratería en el deporte rey.
Esta iniciativa podría ser entendible si en España existiera una relación calidad-precio asequible para poder ver el fútbol. Lejos de esta realidad, el fútbol en España se ha convertido en un auténtico privilegio que pocos pueden asumir.
El porqué de este motivo es muy simple, existe un binomio, o más bien monopolio, que no permite que el deporte con más espectadores en España y en el mundo tenga un precio asumible para la mayoría de consumidores.
Los causantes de esto son los dueños de los derechos televisivos en nuestro país, Movistar y DAZN. Ambas con contrato hasta 2027. Dichas empresas mantienen unos precios desorbitados, más aún si tenemos en cuenta la situación económica del país.
Valiéndose de su binomio, tanto Movistar como Orange, principales operadoras en las que se puede acceder al fútbol, se aprovechan del servicio de retransmisión de los partidos y su vinculación obligatoria con productos de telefonía y fibra que ofrecen las compañías. Es así como consiguen una relación de obligatoriedad, pues no se puede adquirir los servicios que dan acceso a todo el fútbol sin contratar, de manera vinculada, los demás costes que ofrecen tanto Orange como Movistar. La cláusula hace que los precios se disparen, situación que no se da en nuestros países vecinos.
Y es que España es, con mucha diferencia, el país más caro para ver este deporte en Europa. Lo es por encima de países como Inglaterra, Francia, Alemania o Italia a pesar de que los países mencionados disponen, en relación, un salario mínimo más elevado hacia sus trabajadores.
Los precios de las contrataciones oscilan entre los 113,90€ de Movistar, con todo el fútbol incluido, además de un servicio de línea móvil o una tarifa, los 105€ de Orange o los 39,99€ de DAZN por únicamente 5 partidos de la jornada y otros servicios.
Teniendo en cuenta que el sueldo mínimo en España es actualmente de 1.323€, ver el fútbol tendría que suponer el desembolso de aproximadamente un 8,3% del sueldo, una auténtica barbaridad comparado con otros países.
Para ponernos en contexto, en países como Inglaterra, y a pesar de tener que contratar varias plataformas para poder ver el fútbol en su totalidad, el precio se ubica en 84,90€. El precio es caro de por sí si lo comparamos con nuestro país, pero debemos tener en cuenta que el sueldo mínimo del país inglés asciende a 1.929€.
En el caso de Alemania tiene mejores servicios que los países anteriormente mencionados. Por 49,99€ mensuales se puede disfrutar de todo el fútbol. Esta política está acompañada de unos precios más asequibles para el fútbol presencial, precios especialmente caros también en nuestro país. En cuanto a otros países, con una menor relevancia de las ligas, el precio no es superior a 38,23€ en Francia, 25,99€ en Portugal y 50€ en Italia.
En definitiva, ver el deporte rey en nuestro país es un lujo que pocas personas pueden permitirse. No sólo por su precio, si no que el fútbol presencial tampoco se queda atrás en cuanto a esfuerzo económico.
Con esta situación, la pregunta que debería formularse es si se debería permitir estos abusos hacia los consumidores. Parece que atrás quedan los años en los que el fútbol era de base, lejos del negocio y con unos precios populares para los aficionados.