El 15 de abril de 2023 comenzó la Guerra Civil en Sudán, un conflicto sangriento que apenas ocupa espacio en los telediarios ni genera debates partidistas. La contienda enfrenta a los dos hombres fuertes que quedaron tras el derrocamiento del presidente islamista Omar Al Bashir en 2019: el actual presidente sudanés, el general Abdelfatah Al Burhan, y el líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y exvicepresidente, Mohamed Dagalo, conocido como Hemedti.
La guerra estalló debido a las tensiones entre Al Burhan y Dagalo sobre la dirección de la compleja transición política del país. El conflicto se agravó cuando Al Burhan intentó disolver las FAR e integrarlas en el ejército, buscando neutralizar la influencia de Dagalo. En respuesta, las FAR se desplegaron sin autorización en puntos estratégicos, lo que desató enfrentamientos directos con el ejército sudanés.
Las FAR, fundadas en 2013, tienen su origen en las milicias árabes yanyauid, conocidas por su brutalidad extrema contra las poblaciones negras de Darfur. Durante el régimen de Omar Al Bashir (1989-2019), se llevó a cabo una política de arabización forzada y discriminación sistemática contra etnias negras como los fur, zaghawa y masalit. En 2003, varios grupos armados no árabes se levantaron en armas tras sufrir años de ataques brutales por parte de los yanyauid, que dejaron miles de víctimas. En respuesta, el gobierno sudanés utilizó a estas milicias árabes para sofocar la insurgencia, perpetrando matanzas sistemáticas basadas en motivos étnicos y exacerbando la violencia en la región.
Aunque la situación en Darfur se había calmado tras un acuerdo de paz en 2020, la guerra civil ha reactivado el genocidio en la región. Actualmente, Darfur está bajo el control de las FAR lideradas por Mohamed Dagalo, cuyas tropas han vuelto a imponer el terror. Tras un año y medio de denuncias, Estados Unidos reconoció el 7 de enero que los acontecimientos en Darfur constituyen un genocidio y sancionó a los responsables. Es importante recordar que, en 2009, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Omar Al Bashir por crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Darfur. Sin embargo, dicha orden nunca fue ejecutada.
Las sanciones no solo afectan a Mohamed Dagalo, sino también a siete empresas vinculadas a las FAR con sede en Emiratos Árabes Unidos (EAU), país que ha apoyado al grupo. Este respaldo incluye el suministro de armas y la demostrada presencia de militares emiratíes en territorio sudanés.
Se denuncia un exterminio sistemático por motivos étnicos, que no discrimina edad y que incluye violaciones sexuales hacia mujeres de las etnias negras perseguidas. Además, el conflicto agrava la hambruna, que está causando estragos en una población ya castigada. Aunque este genocidio no tiene el ritmo frenético de otros que se han dado en el continente, ha persistido desde 2003 hasta un recrudecimiento en la actualidad. La falta de reporteros en la zona y la naturaleza del conflicto hacen difícil estimar las cifras de víctimas, pero, según la ONU, más de 400.000 personas han muerto y hay más de 3 millones de desplazados.