La polémica ha vuelto a saltar en nuestro país, en este caso por las declaraciones del embajador iraní en España, Reza Zabib, quien ha defendido el uso del velo en su país y el papel de la mujer en el mismo, afirmando que «es una sociedad totalmente dinámica y activa, y es diferente de otras sociedades de la región». Junto con estas afirmaciones, destacó que el uso del velo en la sociedad y la cultura iraní podían entenderse debido a que «comprenden muy bien las realidades de la vida y las puede adaptar a los valores, y llevar esos valores al nivel social, a la sociedad».
Estas palabras tan abstractas han servido para evitar un posicionamiento público polémico del embajador y tapar la realidad del país musulmán. Recientemente, el nuevo presidente de Irán, Masud Pezeshkian, había afirmado en campaña que rebajaría la represión a las mujeres que llevaran mal puesto el velo. Sin embargo, el ‘Consejo de los Guardianes‘ del país islámico ratificó esta semana las penas a aquellas mujeres que incumplan las normas, suponiendo un auténtico infierno para las mujeres del país, en la que su situación es de total sumisión al hombre. En la misma línea de evitar las declaraciones polémicas, Zabib decidió no contestar sobre la situación de las personas homosexuales dentro del país iraní.
Las controvertidas declaraciones han hecho recordar la última polémica acontecida en nuestro país con representantes de Irán. Dicha situación se desarrolló el pasado mes de enero de este mismo año, cuando el embajador iraní se negó a darle la mano a la reina Leticia durante una recepción en el Palacio Real. Esto fue muy comentado entonces, y que recordó a otro momento similar en enero de 2023, cuando Hassan Ghashghavi, antecesor de Zabib, negó el saludo a Leticia pese a hacérselo a Felipe VI. En aquel momento, las críticas fueron tan notables que la propia embajada de Irán tuvo que difundir un comunicado en el que apuntaba que este saludo se basa en «principios ceremoniales en todas las recepciones del mundo». Además, añadieron y advirtieron por adelantado a las autoridades españolas que «por temas protocolarios, no podría estrechar la mano a Su Majestad la Reina».