Europa está viendo crecer el número de musulmanes. El fenómeno de los partidos políticos islámicos y sus organizaciones es complejo. Se caracteriza por la multitud de agrupaciones, a las que se añaden organizaciones clandestinas ligadas al terrorismo.
No todos los partidos son iguales. Algunos defienden la implantación de la sharía, otros son de corte progresista pero con una base islámica. Los primeros suelen ser más escasos y pequeños, los segundos son los que dominan el panorama político musulmán en la actualidad. Sin embargo poseen características en común, como que representan exclusivamente a los musulmanes. Ambos están a favor de una política migratoria laxa ante la llegada de inmigrantes, y también los dos tipos quieren que se condene y persiga a los críticos del islam. Consideran que detrás de muchos se encuentra una intención de criminalizar a los musulmanes.
En numerosos casos, los partidos islamistas se han integrado en grandes partidos nacionales europeos de izquierda, como el Partido Laborista Británico, o Francia Insumisa. Uno de los motivos que facilita esta unió es el punto de vista compartido respecto al modelo migratorio. De esas uniones se han dado ya escisiones como la del partido Team Fouad en Bélgica, cuyo líder Fouad Ahidar rompió con los socialdemócratas belgas, y que ha defendido cuestiones como el uso del velo.
En un primer momento los grupos islamistas tenían un corte más religioso, similares al Partido Islámico de los Países Bajos disuelto en 2011. En este caso, no se defendió la aplicación de la sharía a nivel estatal, pero se abogaba por su implantación para los musulmanes en su vida privada y comunitaria, especialmente en lo relativo al derecho familiar islámico. La misma línea la seguía el Partido Islámico de Gran Bretaña, disuelto en 2007 ante la falta de resultados electorales.
Por su parte el aun existente Partido Islam en Bélgica, fundado en 2012, logró tener representación institucional hasta 2018. Este partido ha defendido los menús halal en las escuelas, el uso del velo, establecer el viernes como día no lectivo, o la segregación por sexo en el transporte público. Su objetivo final es la implantación de un estado islámico en Bélgica.
Formaciones políticas como el NIDA (Partido para la Justicia, la Integridad y la Diversidad), fundado en 2018, están ganando protagonismo en la vida pública europea. Este partido, centrado exclusivamente en la representación de la comunidad musulmana y basado en valores islámicos, apuesta por un discurso enfocado en los derechos humanos y la diversidad, alejándose de un perfil estrictamente religioso como el del disuelto Partido Islámico de los Países Bajos. A pesar de no contar con representación institucional, NIDA defiende abiertamente el modelo de migración masiva y está liderado por el marroquí Nourdin El Ouali.
Un fenómeno similar se observa en Francia con la Unión de Demócratas Musulmanes de Francia (UDMF), cuyo objetivo principal es representar a los musulmanes y combatir la islamofobia. Entre sus propuestas destaca la concesión del derecho a voto en elecciones locales a extranjeros extracomunitarios con al menos cinco años de residencia en el país. Además, abogan por una ley que permita disolver organizaciones islamófobas y penalizar discursos de odio contra los musulmanes, una medida impulsada tras los ataques contra mezquitas, especialmente después de atentados islamistas.
El UDMF, que también apoya una política migratoria favorable, ha conseguido representación local en municipios, consolidando su presencia en comunidades con alta concentración de población musulmana. Estas formaciones reflejan una estrategia política que, al mostrarse más respetuosa con los valores democráticos, logra una mayor aceptación en las sociedades europeas, facilitando la difusión de su mensaje.
Paralelamente existen organizaciones legales o clandestinas ligadas o bien al terrorismo, o a la idea de crear un califato islámico, o a ambas. Por citar dos ejemplos en Europa tenemos a Al-Muhajiroun y a Hizb ut-Tahrir
Al-Muhajiroun si bien no es un partido político, es una organización islamista salafista que ha operado en Europa, ligada a Al Qaeda y al Daesh. Fue fundada en el Líbano en 1996, pero fue en Londres donde creció de la mano de Omar Bakri Muhammad. La organización, fuertemente ligada al terrorismo, quería la implantación de un califato mundial. Fue disuelta preventivamente en 2005 ante la decisión del gobierno británico de prohibirla, y Bakri fue expulsado del país.
Al-Muhajiroun actualmente se encuentra en un estado de clandestinidad, tras su disolución. Sus miembros han sido autores de varios atentados, como el de 2013 contra Lee James Gibby en Londres (1 víctima mortal), el de 2017 en el puente de Londres de 2017 (8 víctimas mortales) o el del puente de Londres de 2019 (2 víctimas mortales).
Por su parte, Hizb ut-Tahrir es una organización salafista internacional, fundada en 1953 en Palestina, que opera en Europa y que también promueve la creación de un califato mundial, se desarrolla principalmente en Reino Unido, donde es legal, a través de adoctrinamiento y difusión de propaganda.