martes, abril 1, 2025

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La verdad sobre los salarios médicos en Europa: España a la cola

Mientras que en Europa los profesionales de la salud perciben ingresos significativamente más altos y disfrutan de mayor estabilidad, en España los médicos lidian con sobrecarga asistencial, contratos temporales y falta de incentivos.

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Confiar en la televisión o los periódicos son fuentes fiables de información es, cuanto menos, arriesgado. En la mayoría de los casos, no informan, sino que repiten dogmas y consignas como si fueran mantras. A veces mienten a conciencia, por intereses particulares principalmente (véanse las subvenciones millonarias de Pedro Sánchez a ciertos medios). Otras veces no se trata de un intento deliberado de engaño, sino de la falta de formación, el desinterés por contrastar datos o la ausencia de rigor al verificar fuentes; o simplemente por creerse lo que los medios subvencionados dicen. En este contexto, el efecto Dunning-Kruger cobra protagonismo: quienes menos saben suelen ser los más vehementes y categóricos en sus afirmaciones. Pero ese es un tema que merecería otro artículo.

Este problema va de la mano con otro: la percepción de la profesión médica. No hace falta decir que, cuando se trata de sanidad, todo el mundo parece ser experto. Nadie ajeno a la aeronáutica se atrevería a discutir con un ingeniero sobre el diseño de un avión, pero cualquiera se siente capacitado para diagnosticar, criticar decisiones médicas y desdecir a los profesionales de la salud. Los medios de comunicación, junto con sus voceros, no solo participan en este fenómeno, sino que lo amplifican.

Los médicos ganan mucho. Todos son ricos. La industria farmacéutica es promotora de una conspiración global. Afirmaciones simplistas que alimentan la desinformación y llevan a algunos a pontificar sobre vacunas sin entender qué son ni cómo funcionan. O a tachar de asesinas a las farmacéuticas por no regalar medicamentos, sin pensar en las décadas de investigación e inversión multimillonaria que requiere desarrollar un fármaco. Siguiendo esa lógica, cabría preguntarse: ¿acaso alguien acusa a los restaurantes o a la industria alimentaria de ser cómplices de las muertes por inanición en el mundo? Si extrapolamos el argumento de que las farmas son responsables por no distribuir gratuitamente el fruto de su inversión, deberíamos aplicar el mismo criterio a quienes no reparten comida de forma altruista. Ahora bien, ¿sería posible que los fármacos fueran gratuitos? Sí, si los gobiernos invirtieran directamente en su desarrollo.

Pero volvamos al tema central: la situación de los sanitarios. España está lejos de ser un país atractivo para los médicos. Las condiciones que se les ofrecen difícilmente pueden considerarse alentadoras, y la situación empeora cada año. No es cuestión de opiniones particulares, sino de datos. Jornadas más largas de lo permitido, problemas para cobrar trienios, guardias sin libranza, contratos por semanas o días…

Pero vamos a hablar de salarios. Es evidente que los ingresos varían según el número de horas trabajadas, la experiencia y los complementos, pero la idea de que los médicos en España son poco menos que millonarios no es más que un mito repetido hasta la saciedad.

Mientras en nuestro país un facultativo gana de media poco más de 49.000 euros brutos al año, en países de nuestro entorno los sueldos pueden ser hasta seis veces mayores. Si nos centramos en Europa, el país donde los médicos tienen los ingresos más altos es Suiza. Su salario medio anual es de 243.280 euros. Ajustando por el coste de vida en el país alpino, un médico español debería ganar 113.700 euros anuales para tener el mismo poder adquisitivo, muy lejos de los 49.000 que percibe en España. Esto significa que, a pesar del elevado coste de vida en Suiza, los médicos allí disfrutan de un poder adquisitivo más del doble que sus colegas españoles.

Luxemburgo, además de ser uno de los países más seguros del mundo, destaca por los altos salarios de sus profesionales sanitarios. Un médico en Luxemburgo gana de media 223.631 euros al año. Es cierto que el coste de vida en el país es un 53% más alto que en España, pero incluso ajustando esta diferencia, el poder adquisitivo de un médico luxemburgués sigue siendo casi tres veces mayor que el de un médico español.

En Dinamarca e Irlanda, los médicos ganan 187.200 y 159.500 euros anuales, respectivamente. Ajustando los salarios al coste de vida, los médicos en Dinamarca tienen un poder adquisitivo 2,4 veces superior al de sus homólogos en España, mientras que en Irlanda la diferencia es de 2,2 veces. A pesar de que el coste de vida en España es menor, la capacidad económica de los médicos es significativamente más baja en comparación con estos países.

Si miramos más allá de Europa, la brecha salarial se vuelve aún más evidente. Para que un médico en España tuviera el mismo poder adquisitivo que uno en Estados Unidos, su salario debería superar los 150.000 euros anuales, tres veces más de lo que gana en la actualidad. En Canadá, el cálculo arroja datos muy similares.

 

El problema no se reduce únicamente al sueldo. Las condiciones laborales en España dejan mucho que desear. Jornadas interminables, sobrecarga asistencial, contratos temporales y una burocracia que consume cada vez más tiempo hacen que muchos médicos opten por emigrar en busca de mejores oportunidades. Alemania, Reino Unido y Francia siguen siendo los destinos más habituales, pero países como Suecia y Noruega han comenzado a atraer médicos españoles con ofertas que incluyen estabilidad, mejores salarios y una menor presión asistencial.

España está perdiendo talento médico a un ritmo alarmante. Mientras otros países ofrecen sueldos competitivos y condiciones dignas, aquí se sigue repitiendo el discurso de que los médicos ganan demasiado y que la sanidad es un lujo que debería ser gratuito sin más. La realidad es que la calidad del sistema sanitario depende, en gran parte, del trato que reciben sus profesionales. Sin incentivos y con un deterioro progresivo de sus condiciones, la fuga de médicos seguirá creciendo y el sistema sanitario español pagará las consecuencias.

 

 

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