jueves, mayo 8, 2025

Las energéticas

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Por desgracia, Las Energéticas no es el título de una película de Don Mariano Ozores. Ojalá lo fuera. Al día de hoy, Las Energéticas son aquellos entes misteriosos a los que Sánchez viene a culpar del apagón.

Ahora resulta que los españoles tampoco podemos dar por hecho eso de la electricidad. Ya sabéis, aquello de dar a un interruptor y de tener luz, internet y teléfono. Tampoco podemos dar por hechas aquellas conquistas épicas de los planes nacionales de electrificación del Siglo XX en Occidente. Y esto de tener luz se suma a la larga lista de lo que nos es negado: lo mismo ocurre con la probidad del Fiscal General del Estado, con la honradez de la mujer del Presidente, con la eficacia de la clase política, con la honestidad del PSOE o con la agudeza de nuestras Vicepresidentas. Cosas todas ellas que se nos vetan por el sólo hecho de ser españoles.

España se ha quedado enteramente a oscuras durante todo un larguísimo día. Tan a oscuras como a oscuras camina también nuestra pobre democracia. La Red Eléctrica nacional ha colapsado y, con ella, la de nuestros vecinos portugueses. España 2.025. Nuestra economía va como un cohete -en palabras de nuestro cursi y untuoso Presidente- pero debe ser como uno de esos cohetes antiguos que vemos en las viejas películas de los ensayos de las bombas «V»: esos cohetes que, girando sobre sí mismos y sin control, describen una parábola en el aire y después se estrellan contra el suelo.

No tengo ni la más remota idea sobre la electricidad ni sobre sus mecanismos. Sólo sé que nuestra Red Eléctrica se ha desplomado el lunes 28 de abril a las 12.33 horas de la mañana. Todo parece indicar -aunque Sánchez siga invocando al manitú de los ataques extranjeros- que la causa de este desastre es la defectuosa integración técnica de la producción renovable en nuestro sistema eléctrico. Las decisiones políticas del Gobierno de Pedro Sánchez han determinado la irrupción descontrolada de las energías renovables en la Red Eléctrica junto con un abandono gradual de la energía nuclear. La tormenta técnica perfecta para que se produzca un apagón. El sistema eléctrico -como diría mi amigo Edgar Sánchez Agulló- ha petado. Han salido a la luz documentos de la propia Redeia que alertaban de esta circunstancia. Pero, como aceptar eso supone cargar con la responsabilidad de una política energética errónea, el Gobierno de España hace lo que mejor sabe hacer: echar la culpa a otros y tomarnos por retrasados mentales. Lo cierto y verdad es que, a día 5 de mayo de 2.025, todavía seguimos sin saber el hecho desencadenante de este magnífico fiasco.

No me cabe la menor duda de que el Gobierno es responsable. Por mera decencia política, y cuando un país sufre lo que nosotros hemos sufrido el 28 de abril, el Presidente debiera dimitir. No es aceptable pasar de puntillas también sobre esto. No es aceptable echar la culpa a lo que Pedro llama, ostentosamente, operadores privadosLas Energéticas. Sobre todo, cuando estos mismos operadores privados llevan ganando miles y miles de millones de euros a costa de todos nosotros bajo el paraguas protector del Gobierno. Sobre todo, cuando estos operadores privados canalizan la electricidad que venden por medio de una Red prácticamente pública que es Redeia. Lo lamentable no sólo está en lo mal que lo hacen: lo lamentable -de verdad- es que también nos pretendan tomar constantemente el pelo.

Y mientras tanto, ya sabéis. Comprad velas, pilas y rescatad los viejos transistores del abuelo.  Para el próximo.

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