El pasado día 1 de noviembre, El Enclave informaba que el gobierno de la Generalitat Valenciana, compuesto por el Partido Popular y Vox, dejaba tirados a 300 bomberos con contrato temporal dando por finalizada la práctica de años anteriores consistente en renovarles el contrato hasta el mes de diciembre. Este hecho fue especialmente doloroso teniendo en cuenta que poco después de la finalización de los contratos se desató un voraz incendio forestal en el municipio de Montitxelvo y otras poblaciones vecinas, el cual arrasó con 2500 hectáreas de terreno, y al cual tuvo que hacer frente una plantilla muy mermada que protagonizó protestas ante el gobierno autonómico.
Casi en paralelo a ello, en Almería los bomberos locales salieron a la calle a protestar ante la brutal falta de inversión en recursos por parte de la administración local. Producto de ello, arrastran salarios sin actualizar desde hace quince años y se ven obligados a lidiar con una escasez de medios que llega al extremo de no disponer de un desfibrilador, además de disponer de equipos e instalaciones completamente obsoletos y en constante deterioro. En sus protestas ponen de manifiesto que su situación es particularmente dolosa teniendo en cuenta que el sueldo de la alcaldesa, la popular Maria del Mar Vázquez, es uno de los más elevados entre los alcaldes de Andalucía.
Por su parte, los bomberos comarcales de Galicia sustentan desde el pasado 15 de junio una huelga en la comunidad con afectación parcial a los servicios prestados por el cuerpo. Este conflicto engloba tanto a las diferentes diputaciones provinciales, dirigidas tanto por Partido Popular como PSOE, como a la Xunta de Galicia. Frente a las administraciones los bomberos han denunciado una situación que muestra paralelismos con la de bomberos de otros territorios: escasez de medios, personal y recursos, así como necesidad de acometer una actualización salarial. Mientras las semanas pasan y las administraciones no abordan con la debida importancia el conflicto, las protestas se recrudecen en diferentes puntos de Galicia. El pasado mes de octubre, tras una concentración en Pontevedra, se continuó con las movilizaciones convocando una manifestación en Ourense frente al pleno de la Diputación Provincial. La protesta fue especialmente virulenta, con quema de neumáticos y una confrontación con los antidisturbios que se saldó con diferentes heridos.
Si bien tras esta última movilización el Presidente de la Diputación de Ourense accedió a reunirse con representantes de los bomberos en lucha y se comprometió a mediar con el resto de administraciones para tratar de desbloquear las negociaciones, lo cierto es que los gobiernos locales y autonómico, sean del color que sean, no parecen tener un interés real en solucionarlo y que sólo la movilización de los trabajadores del cuerpo de bomberos puede conseguir que el conflicto se solucione satisfactoriamente hacia sus demandas. De momento las movilizaciones continúan adelante y recientemente se ha celebrado una asamblea en Santiago de Compostela. En el acto se produjo una quema a lo bonzo con carácter simbólico — los participantes usaron trajes ignífugos— y se comprometieron a continuar con la lucha prolongando la huelga, no participando en formaciones y trasladando sus reivindicaciones a instituciones como el Defensor del Pueblo. A esto se añadirá también una acampada permanente en Santiago y el inicio de una huelga de hambre, con lo que pretenden visibilizar su situación ante el conjunto de la sociedad.
