Mariano Fernández de Gea, de 58 años, sufrió una brutal paliza en la orilla del río Segura, en Murcia, a manos de un grupo de jóvenes magrebíes y subsaharianos. El ataque dejó a la víctima con los dos hombros dislocados, una oreja seccionada debido a los golpes con una porra extensible, una costilla rota y múltiples contusiones en la cabeza y el cuerpo.
Según relató Mariano, el grupo, compuesto por cinco o seis individuos, lo abordó por la espalda sin previo aviso. Lo empujaron al suelo y lo golpearon con una porra y a patadas en la cabeza y el cuerpo. Luego, lo arrojaron por un terraplén cerca del río.
Durante el ataque, Mariano oyó que los agresores hablaban en árabe y entendió la palabra «móvil». Uno de ellos descendió hasta el lugar donde había quedado atrapado entre las cañas y le robó el teléfono móvil, sin intentar robarle la cartera o el dinero. Este hecho sugiere que la agresión fue un acto de violencia gratuita y el robo del móvil tuvo el objetivo de evitar que pidiera ayuda.
Después de que los agresores se marcharan, Mariano, gravemente herido y sangrando abundantemente, logró ascender por el empinado terraplén. Con mucho esfuerzo, llegó a encontrar una pareja que le prestó ayuda y alertó a los servicios de emergencia.
La policía ya estaba investigando un incidente similar ocurrido días antes en la misma zona, aunque no se había implementado un dispositivo de vigilancia en este camino, frecuentado por paseantes y deportistas. A pesar de la investigación en curso, aún no se ha realizado ninguna detención.