13 de noviembre de 2025

El Grupo de Apoyo al Islam...

Mali en jaque por el islamismo

Assimi_Goita,_August_2021
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El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GAIM), tambien conocido por sus siglas en ingles como JNIM, impone desde septiembre un bloqueo al suministro de combustibles en Mali, a la vez que recrudece sus ataques. El objetivo es asfixiar económicamente al gobierno de la junta militar dirigida por el general Assimi Goïta, presidente de Mali y actual presidente de la Confederación de Estados del Sahel (CES).

El gobierno maliense, junto con los gobiernos de Níger y Burkina Faso, integrantes de la CES combaten la insurgencia islamista en el Sahel encabezada principalmente por el GAIM, filial de Al Qaeda y por el Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS). El cambio de estrategia de la insurgencia islamista se debe, segun el gobierno, a que han sido debilitados por las ofensivas de las fuerzas armadas malienses, sin embargo el cambio de estrategia sigue estando acompañada de intensos ataques sobre nucleso urbanos. 

El bloqueo de los suministros de combustibles tiene como objetivo el colapso del gobierno asfixiando a su capital, Bamako.Los islamistas esperan provocar malestar entre la población, ganarse adeptos y movilizar el descontento popular para dirigirlo contra el gobierno. Convoyes provenientes de Mauritania, Senegal, Costa de Marfil o Níger son atacados y destruidos. Los gobiernos de Francia, Estados Unidos, España o Reino Unido han recomendado a sus ciudadanos salir del país y han recomendado no viajar a Mali. 

El gobierno maliense está enviando escoltas para proteger a los camiones cisterna que abastecen Bamako y otras ciudades pero de momento no puede romper el bloqueo. A finales de octubre un convoy de 400 camiones cisterna logró llegar a la capital, no se sabe con certeza si fue fruto de un acuerdo con los terroristas o no. En las mismas fechas Níger decidió enviar 60 camiones cisterna a través de Burkina Faso, a través de una de las rutas más peligrosas.

El GAIM por el momento es incapaz de controlar ciudades y posiciones estables dada la limitación de su fuerza militar. En el pasado ya se recurrió a la estrategia de ocupar territorio en el norte de Mali, pero eso hacía que fuese más fácil tener pérdidas y bajas. Eso fue lo que pasó en 2023 cuando el ejército maliense apoyado por las fuerzas rusas recuperó la ciudad de Kidal. El bloqueo por otra parte puede forzar a entablar negociaciones y sirve como arma de presión. De momento las acciones se han centrado especialmente en las rutas occidentales donde las carreteras conectan a Mali con países con salida al mar como Mauritania. 

Hay otros grupos islamistas en la contienda, como el Frente de Liberación de Macina, afiliado al GAIM, que ya en julio lanzó una ofensiva en la parte occidental del país. Oficialmente el bloqueo comenzó el 3 de septiembre, acompañado por un comunicado del GAIM. El líder del GAIM, Abú Huzeifa Al Bambari, declaró que «no permitiremos que entre ni una sola gota de gasolina». No solo Bamako, también están afectadas ciudades como Kayes, ciudad estratégica que comunica con Senegal, o Nioro, un importante centro espiritual que comunica con Mauritania.

Los efectos del bloqueo se sienten con barrios sin luz por las noches durante más de 10 horas, largas colas para obtener combustibles y en la disminución del transporte público en un 70% en Bamako según la Agenzia Nova. Todo esto repercute negativamente en el día a día de los malienses. La sanidad y la educación también se encuentran en una difícil situación. 

El riesgo de que se constituya un estado islámico en el Sahel es una realidad a medio y largo plazo en una situación pesimista. La CES por el momento no está pudiendo contener la amenaza islamista y la seguridad en la región debe ser una de las principales preocupaciones de los países europeos y africanos.