Que la política es un negocio muy rentable es algo que a nadie le pilla por sorpresa. En esta ocasión, nos centraremos en el caso de Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior y una de los hombres de confianza de Pedro Sánchez.
El sueldo de Marlaska ha sido durante los últimos cinco años y medio de «sólo» 90.000 euros anuales (incluyendo vivienda gratuita y gastos generados). Según el Portal de Transparencia, la vivienda oficial del ministro tiene un tamaño de 280 metros cuadrados y cuenta entre sus estancias con tres dormitorios, tres cuartos de baño y un despacho.
Sin embargo, su vivienda habitual no es el único inmueble de lujo del ministro. El pasado marzo, adquirió una villa en El Escorial por un importe aproximado de 1,2 millones de euros, entre cuyos lujos está su tamaño de 4.654 metros cuadrados, repartidos entre tres plantas, de los que 421 serían empleados como vivienda. Pero aún hay más, pues Marlaska tiene también la propiedad de otro inmueble situado en Malasaña y adquirido en 2020 por un valor de 1,2 millones de euros. Esta última vivienda cuenta con 192 metros cuadrados.
La situación del ministro era muy distinta cuando llegó por primera vez al Ejecutivo. Entonces tenía tan solo 10.000 euros en su cuenta bancaria, otros 10.000 en acciones y unas deudas hipotecarias que alcanzaban los 100.000 euros. De igual manera, los bienes inmuebles del ministro se valoraban por aquel entonces en 164.000 euros. Estas cifras quedaron reflejadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 29 de septiembre de 2018.
Hoy en día, y con los nuevos datos sobre su patrimonio disponibles, la situación del ministro es mucho más holgada. Ya en 2020 su cuenta bancaria había aumentado considerablemente, llegando a disponer de hasta 404.000 euros, además de haberse desecho de los lastres hipotecarios. Actualmente, y según el BOE, Marlaska tendría un patrimonio inmobiliario valorado en 713.000 euros, un pasivo de 89.000 euros y apenas 10.000 euros en su cuenta bancaria.
Con estos datos se entiende mejor por qué Grande-Marlaska se niega a abandonar la política pese a su nefasta gestión al frente del Ministerio del Interior, donde la seguridad de agentes y ciudadanos brilla por su ausencia.
Recordemos que en febrero dos guardias civiles fueron asesinados por una narcolancha que les embistió en Barbate, en una misión suicida a la que los agentes fueron enviados a bordo de una zodiac. Entonces, el ministro se limitó a afirmar que «seguirá siendo una prioridad invertir todo lo necesario para la mayor eficacia en la lucha contra la criminalidad del narco», otra promesa incumplida por parte de Marlaska. Cabe destacar también la insistencia del ministro en negar que el aumento de la delincuencia en las calles esté relacionado con la inmigración masiva que llega a nuestro país, mostrando así su nula voluntad de atajar el problema.