La Dictadura Franquista suele ser presentada por nostálgicos trasnochados como un régimen patriota, implacable y duro a la hora de defender los intereses de los españoles. Pero hay que buscar la verdad en los hechos y comprobar cómo actuó el régimen franquista ante el expansionismo marroquí.
Desde su independencia de Francia en 1956, Marruecos, se enemistó con todos los países vecinos, desencadenando guerras con todos y cada uno de ellos (España, Argelia y la República Árabe Saharaui Democrática). Cabría esperar que el gobierno de España de aquella época diese la cara, haciendo gala de aquel espíritu de cruzada que había empleado contra sus propios compatriotas, aunque en aquella lucha fratricida los moros, al igual que las fuerzas de las potencias extranjeras, estuvieron combatiendo mano a mano con los sublevados.
Parece que Francisco Franco, a la hora de la verdad, olvidó sus propias palabras pronunciadas el 19 de julio de 1924 ante el General Miguel Primo de Rivera, durante un banquete de oficiales de la Legión, para impedir el abandono del Protectorado de Marruecos y el reconocimiento de la República del Rif. El futuro Caudillo afirmó «este que pisamos, señor presidente, es terreno de España, porque ha sido adquirido por el más alto precio y pagado con la más cara moneda: la sangre española derramada». El porqué de esta famosa cita hay que buscarlo en las conversaciones secretas entre Abd el-Krim y Miguel Primo de Rivera, en las que el líder rifeño solicitaba la independencia del Rif (no de Marruecos), e incluso en compensación ofreció una ampliación de los territorios españoles de Ceuta y Melilla. Todo indica que la propuesta era aceptable para Primo de Rivera, y no así para otros generales como Franco. Los factores externos tampoco jugaron en favor de la propuesta del líder rifeño. El propio Primo de Rivera reconoció que el Imperio Británico presionó al rey Alfonso XIII para que España no abandonase el Protectorado de Marruecos, por temor a que ese espacio fuese ocupado por otra potencia como Francia.
La dictadura franquista (1939-1975) abandonó el Rif el 7 de abril de 1956, reconociendo la independencia de Marruecos y cediendo el control del protectorado a dicho país, manteniendo aún la zona sur de Villa Bens (Cabo Juby). Algunos han visto en esto un intento de debilitar a Francia fortaleciendo la unidad y expansión de Marruecos, pero han sido precisamente Francia y Estados Unidos los principales aliados del régimen marroquí, conocido como el Majzén. En 1954 Abd el-Krim repitió la propuesta de independencia a Franco, con las mismas condiciones de 1924, pero este se negó rotundamente. Se perdió la oportunidad de crear un estado aliado frente a Marruecos, a costa de fortalecer a un país que no tardaría en mostrarse hostil.
La justificación ideológica del expansionismo marroquí tiene su origen entre 1953 y 1956, cuando Allal El Fassi, presidente del partido nacionalista marroquí Istiqlac, elaboró la teoría del Gran Marruecos, fundamentado en la falsedad y la tergiversación histórica. Esta teoría reclamaba los territorios españoles del Rif, Ceuta, Melilla, los islotes, Ifni, Villa Bens, el Sáhara español, parte de Argelia, Mauritania y parte de Mali. En 1957 el gobierno marroquí, siguiendo las tesis de El Fassi, reclamó el enclave bajo soberanía española de Ifni. Ese mismo año se reclamó también la zona sur del protectorado, Villa Bens. Por si esto fuera poco Marruecos reclamó Mauritania, en ese momento en manos francesas, pero le fue denegado y el país se independizó en 1958. El nuevo estado saheliano no fue reconocido por Marruecos hasta 1970. Los problemas para España llegaron solo tres meses después del reclamo oficial del territorio de Ifni, con el inicio de la Guerra de Ifni-Sáhara, un conflicto convenientemente muy desconocido en España.
Mediante la creación de un ejército paralelo y dirigido por las fuerzas armadas marroquíes, el Ejército de Liberación Marroquí (ELM), se lanzó una ofensiva sobre Ifni y el Sáhara. La operación militar estuvo bien planificada y organizada, lo que implicaba la existencia de un alto mando detrás. La versión oficial de Rabat afirmó que se trató de bandas armadas descontroladas. Sin embargo, según un comunicado del Ministerio de Información español, el FLM empleó armas y munición de fabricación española, exactamente las mismas que España había entregado al Ejército Real marroquí. Aquí cabe preguntarse el sentido de armar a un país hostil, pero veremos que hay mucho por aclarar. No fue casualidad que el heredero al trono Hassan II, se ofreciese a mediar en el conflicto si España entregaba Villa Bens a Marruecos. Tampoco que al día siguiente del ataque marroquí, el sultán Mohamed V viajase a Estados Unidos. Para entonces Franco ya había dado inicio a una política de subordinación a EE.UU con los Pactos de Madrid de 1953, gracias a los cuales se estableció la presencia militar estadounidense en cinco bases militares en territorio nacional. Estados Unidos proporcionó armamento a España, pero durante la Guerra de Ifni-Sáhara, vetó la utilización del armamento estadounidense, obligando al ejército a emplear aviación y material obsoleto de la Guerra Civil. Dadas las limitaciones de las fuerzas españolas en la región de Ifni, se concentró la defensa en la capital, Sidi Ifni. Mientras tanto en el Sáhara español, las fuerzas agresoras, autodenominadas como Ejército de Liberación del Sáhara (ELS), atacaron tanto a españoles como franceses provocando que ambos países colaborarán en operaciones conjuntas que derrotaron al ELS.
La guerra terminó en 1958 con una victoria militar española, sin embargo, pese a que la zona saharaui fue liberada, el territorio de Ifni, a excepción de Sidi Ifni, nunca fue recuperado. El armisticio fue incumplido repetidas veces por el ELM y el ELS, con escaramuzas esporádicas hasta 1961, ante la pasividad de las FF.AA españolas, que no realizaron ningún intento por recuperar el territorio perdido.
Franco claudicó y faltó a su palabra por segunda vez, y lo volvería hacer con motivo de la cesión de Villa Bens en 1958, cuando las armas todavía humeaban y cuando el Ejército de Liberación Marroquí aún mantenía prisioneros españoles, liberados para más inri en 1959 en el propio palacio real del sultán. La afrenta es más grave si se tiene en cuenta que Marruecos ya había reclamado oficialmente el Sáhara español, y que una vez ocupada Villa Bens, rechazó amojonar la frontera con el Sáhara. Se trata de una región estratégica, por su cercanía al archipiélago canario y por su riqueza pesquera, que nunca había estado controlada por el sultán Alauí, de hecho la inclusión de este territorio en el Protectorado Español de Marruecos fue un error de la administración colonial al desgajarlo de la región sahariana con la que tenía más vínculos. Muchos líderes del Frente Polisario saldrán de esta región.
Los defensores de la posición claudicadora del franquismo pueden aducir la debilidad española frente a Marruecos y su falta de aliados internacionales. Pues bien, sin contar con la superioridad militar española, la historia ofreció varias oportunidades que de haberse sabido aprovechar habrían contrarrestado el expansionismo marroquí. La primera fue en 1954, cuando desde El Cairo, Abd El-Krim repitió su propuesta a Franco. La segunda sería la Rebelión Rifeña de 1958 contra la opresión marroquí. Los rifeños son bereberes y no árabes, hablaban mayoritariamente amazigz y tenían el castellano como segunda lengua. Tras la independencia en 1956 y su integración en Marruecos, la región fue sometida a un proceso de arabización forzoso, iniciando una persecución política y cultural que aún persiste. Los rebeldes reclamaron en 1958 un estado propio o la unión con España, pero no fueron auxiliados en ningún momento y fueron reprimidos en un baño de sangre. La tercera ocasión perdida por el gobierno español para contrarrestar a Marruecos fue la rebelión de Erguibat a finales de 1958, que era una de las principales tribus saharauis. Aunque de menor entidad que la rebelión rifeña, los motivos son similares: malestar de la población saharaui de Villa Bens con las nuevas autoridades. En este caso España perjudicó a los rebeldes y apoyó a Marruecos al impedir que los erguibat de la región de Saguia el Hamra les ayudasen.
La política franquista se mostró muy complaciente frente al expansionismo marroquí. Contribuyó a fortalecer a un país enemigo entregando territorios como el Rif que bien podría haber sido un estado amigo e independiente. Sin duda aún fue más vergonzoso el apoyo brindado a Marruecos para reprimir la rebelión de Erguibat o la entrega de armas que luego serían usadas contra España. El franquismo aún cedería servilmente Ifni y el Sáhara Occidental, impidiendo su independencia y fortaleciendo a largo plazo a nuestro principal enemigo en la actualidad.
Gran artículo como siempre Víctor. Decir que Franco era patriota es como decir que el sol es ignifugo.