El actual Marruecos recuerda en muchos aspectos al Irán de los tiempos del Sha. Se trata de un país gobernado despóticamente por un monarca, el sultán alauí Mohamed VI. Marruecos, al igual que el Irán de entonces, es sostenido por potencias extranjeras del llamado mundo occidental, como Estados Unidos, Israel y, especialmente, Francia, a quien debe su origen como potencia regional y como Estado moderno. El tercer punto en común es la promoción de un desarrollo económico que solo beneficia a una reducida élite vinculada a Palacio, mientras las masas del país viven en la pobreza. Se promocionan obras faraónicas, como las relacionadas con el Mundial de Fútbol, mientras los servicios más básicos permanecen abandonados.
Las protestas en este país magrebí se iniciaron el 27 de septiembre, a raíz de la muerte de ocho mujeres embarazadas en el hospital de Agadir durante la práctica de cesáreas. Este hecho puso de relieve la miseria que vive el pueblo marroquí. En respuesta, bajo la denominación amorfa de Gen Z212, principalmente los jóvenes marroquíes salieron a las calles a protestar masivamente.
Durante los primeros momentos, la represión no tardó en llegar. Con cientos de heridos y tres personas muertas, la prensa del mundo occidental no ha calificado al gobierno marroquí de dictatorial. Circulan numerosos vídeos en redes sociales que muestran cómo se detenía incluso a menores de edad. No existe una cifra exacta de detenidos, pero las estimaciones varían desde varios cientos hasta unos 2 000.
Gen Z212 plantea una serie de reivindicaciones relacionadas con la transparencia, una mayor inversión en los servicios públicos y políticas de empleo efectivas para los jóvenes. Sin embargo, no tiene ninguna afiliación política ni posee una definición ideológica clara, más allá de demandas inmediatas que no cuestionan en absoluto la organización del Estado marroquí. Y ahí radica precisamente lo sospechoso de estas movilizaciones, que algunos expertos han vinculado a maniobras planeadas por siniestros personajes de Palacio.
Hacia esta explicación apuntan personalidades como el rifeño Mohamed Douhri, representante del Partido Nacional Rifeño en España. Como él mismo indicó, las reivindicaciones de Gen Z212 ya fueron planteadas por el Hirak del Rif, cuando durante las protestas de 2016-2017 se exigía lo mismo, con la adición de desmilitarizar el Rif y protestar contra el borrado cultural del pueblo rifeño. Pero durante el Hirak, el pueblo marroquí no apoyó a los rifeños a escala nacional ni hizo suyas las reivindicaciones que ahora adopta. Además, resulta muy casual que se detuvieran de inmediato todas las protestas para escuchar el discurso de Mohamed VI del 10 de octubre, principal responsable de la situación del país. La decepción no tardó en llegar ante un discurso vago que ni siquiera mencionó a la organización Gen Z212, ni anunció reformas estructurales.
Por otra parte, las críticas de Gen Z212 no se han centrado en Mohamed VI, figura central del régimen, sino en el primer ministro Aziz Akhannouch (nombrado por el propio monarca). Todo esto indica que lo más grave que podría haber ocurrido habría sido un simple reemplazo de ministros, que en nada cambiaría la vida del pueblo marroquí. Otros han apuntado incluso a una posible sucesión en el trono por el hijo del sultán, Mulay Hassan.
Tras algunas promesas a la ciudadanía y una dura represión, parece que el movimiento contestatario está decayendo. A pesar de los paralelismos con el Irán del Sha, lo que ha quedado claro es que la Revolución Iraní de 1979 sí cuestionó los fundamentos del régimen del Sha y, por supuesto, las protestas no se habían gestado desde organismos del propio régimen, sino que fueron fruto del malestar popular, independientemente del resultado posterior.