El 7 de octubre del año pasado nos levantamos con la noticia en portada del lanzamiento exitoso del Miura 1, el primer cohete de la historia hecho en España y por españoles. Y, aunque para muchos pudo pasar desapercibida o sin importancia, significa un gran hito para la ciencia española. La empresa detrás de la hazaña es PLD Space, fundada en 2011 y asentada en la localidad alicantina de Elche. Con esto, PLD Space se convirtió en la primera empresa privada en Europa en lanzar un cohete y España ocupó la décima posición en la escueta lista de países capaces de enviar cohetes al espacio.
Los dos primeros intentos de vuelo se dieron en mayo y junio respectivamente, aunque finalmente tuvieron que ser abortados dadas cuestiones de seguridad. Pero como dice el dicho, a la tercera va la vencida y en octubre el Miura 1 despegó y cumplió la misión con éxito. Fue lanzado desde las instalaciones de El Arenosillo, en Huelva. Posteriormente alcanzó una altura de 45km y amerizó finalmente en el Atlántico, donde estaba planeado su rescate. Sin embargo, este no fue posible.
El objetivo de la misión era recabar todos los datos posibles acerca del comportamiento de la nave en vuelo para poder proseguir la investigación y poner a prueba la tecnología desarrollada por la empresa. Y aunque el Miura 1 de por sí ya es impresionante, no es más que el hermano pequeño del Miura 5, el objetivo final de la misión. Este último tendrá 5 motores a diferencia del Miura 1, que solo dispone de uno, así como un tamaño mucho mayor. Su objetivo principal es ser un lanzador orbital reutilizable que permita llevar una carga útil de hasta 450kg a órbita. De esta forma, PLD Space podrá competir con empresas como Space X de Elon Musk o Blue Origin de Jeff Bezos, propietario de Amazon.
Esta gran noticia, sin embargo, nos hace volver a pensar en la dramática situación de la ciencia e investigación española. Los líderes de la hazaña recalcaron que igual de difícil es el desarrollo científico como la búsqueda de financiación.
El lanzamiento con éxito del Miura 1 nos demuestra una vez más de lo que somos capaces los españoles a diferencia de lo que nos venden. No tenemos nada que envidiar a ningún país, ni a Estados Unidos, ni a Alemania ni a China. Al igual que todos ellos, tenemos la capacidad de desarrollar y liderar proyectos altamente cualificados. Asimismo, estos son necesarios para poder optar a una independencia real. Sin embargo, por las relaciones económicas que rigen el país como el barrido de la industria, la dependencia del sector terciario o la merced a la Unión Europea hacen que estos proyectos sean una excepción dentro de la norma, pues no hay forma de financiarlos.
Otro factor triste es que empresas como PLD Space y otras tantas tecnológicas pertenezcan al sector privado y no al público, no sean una organización estatal que pueda servir al país. Esto es el reflejo del sistema actual, donde solo por la vía privada pueden ser posibles. Esto produce que unas tecnologías y avances que podrían ser públicos acaben siempre en bolsillos privados. Un gobierno consecuente con el país debería buscar el liderazgo estatal en la ciencia, de forma que se construya una base necesaria para poder emancipar al país tecnológicamente sin dependencias extranjeras. Sin embargo, bajo las políticas dictadas por Bruselas y EE.UU y con una clase política solo preocupada por su sillón que le importa lo más mínimo nuestro futuro, el futuro de la ciencia española es cada día más oscuro.
Ejemplos como el éxito del Miura 1 deberían ser usados para inspirar a nuestra juventud y evocarla a dar lo mejor de sí mismos para el desarrollo y transformación del país. Una juventud plenamente capaz y cualificada capaz de competir con el resto del mundo. A demostrar lo que valemos como país también en el ámbito tecnológico y que no precisamos ser dependientes de nadie.