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Motivos de la expulsión de los judíos España

La expulsión de los judíos de España supuso el exilio más tardío realizado por las grandes monarquías europeas.

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El día 31 de marzo de 1492 se llevó a cabo el edicto de expulsión de los judíos bajo el reinado de los Reyes Católicos, aunque varios de ellos, que ostentaban un gran poder, consiguieron obstaculizarlo por un mes. Este edicto se promulgó tras una época de gran enfrentamiento social, una mayor acción de la Inquisición y la finalización de la campaña de Granada. En 1496, la medida fue realizada por Navarra y, en 1498, fue seguida por Portugal.

 

Las comunidades judías que vivían en España estaban aisladas de la sociedad, algo que también sucedía en el resto de Europa. Rechazaban el trabajo agrario y, a su vez, profesaban un gran odio hacia los que no practicaban su fe. En estas comunidades, el líder religioso era el rabino, quien controlaba la comunidad ejerciendo un gran poder. 

 

También hemos de señalar que, entre 1391 y 1499, una parte de los judíos se convirtieron al cristianismo y se mezclaron de forma gradual con la población española, llegando a ocupar altos puestos políticos y eclesiásticos. Desde el edicto, pudieron optar, en un plazo de cuatro meses, por la conversión al cristianismo o el exilio. Se estima que alrededor de unas 70.000 personas decidieron exiliarse.

 

La población española católica, ante la tensión con la comunidad judía, empezó a usar los términos de «cristianos viejos» y «cristianos nuevos». Llegó un momento en el cual los cristianos empezaron a sospechar más de los conversos que de los propios judíos, ya que se creían que el objetivo de las conversiones era gozar de ciertos beneficios y seguir procesando su fe en secreto.

 

Esta decisión política fue una apuesta de los Reyes Católicos para conseguir un estado homogéneo y fuerte, que pudiera alcanzar una gran proyección internacional. La amenaza de la comunidad judía implicaba que, dentro del territorio, existiera una comunidad autónoma que profesaba una fe diferente y hostil hacia el cristianismo, que era la base de la identidad nacional.

 

Cabe recordar una serie de leyes judías vigentes en la época que no concordaban con el cristianismo. En primer lugar, las mujeres judías que cohabitaban con gentiles tenían la nariz cortada, puesto que los rabinos argumentaban que perderían su belleza y, al mismo tiempo, sus amantes no llegarían a odiarlas. En segundo lugar, la relación sexual entre un hombre judío y una mujer gentil se equiparaba al pecado de la bestialidad, mantener relaciones sexuales con animales, y la mujer debía ser ejecutada. Por último, entre otras, el asesinato de un gentil no se considera un pecado punible por la ley, y causar la muerte de un gentil de manera indirecta no es considerado un pecado.

 

 

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