martes, diciembre 3, 2024

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Orígenes de la Yihad Rusa

Este es el origen del terrorismo islamista en Rusia, y sus consecuencias.

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Rusia es el país Europeo que más asesinatos por yihadismo ha tenido en Europa, con un total de más de 4.500 asesinados, llegando a tener en 2004 más de 500, siendo este su año más sangriento.

Pero las tensiones entre el islam y el Kremlin no son nada nuevo. Los musulmanes llegaron al Cáucaso hace 1.000 años y en el siglo XVIII fueron conquistados por el Imperio Ruso. Este conflicto lo heredaría la Rusia comunista junto con problemas similares con las regiones de Asia Central. Estos últimos consiguieron aplacar las insurgencias separatistas e islamistas gracias a campañas como el Hujum, y expulsando a todos los agentes desestabilizadores de la región.

El problema resurgió tras la caída del gobierno soviético en la que se dieron varios procesos separatistas aprovechando la debilidad por la que pasaba Rusia en aquel momento. 

El conflicto que empezó todo esto fue el Checheno-Ruso. Tras la primera guerra chechena, esta región se volvió un estado independiente de facto, pero sufría de constantes ajustes de cuenta entre señores de la guerra, lo que provocaba una gran inestabilidad interna. En este contexto la población chechena empezó a abrazar posturas más radicales en cuanto al islam se refiere. De aquí surgió la idea del emirato del Cáucaso, que se extendía desde el Mar Caspio, hasta el Mar Negro.

En 1999 la llamada Brigada Internacional Islámica partió desde la vecina Chechenia para invadir Daguestán. Tras un enfrentamiento que duró poco más de un mes, los yihadistas se retiraron, pero decidieron empezar una campaña de atentados terroristas. El atentado que más impacto tuvo fue una cadena de coches bombas situados en Moscú, Buinask y Volgodonsk, que acabó con la vida de 300 personas.

Este acontecimiento permitió al recientemente nombrado Primer Ministro interino, Vladimir Putin, ganar relevancia de cara a unas elecciones que hasta ese momento tenía perdidas. La oposición acusó a Putin de utilizar sus contactos en el Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB) para realizar un ataque de falsa bandera. Putin reaccionó acusando a los separatistas Chechenos y bombardeando la Capital de la República Caucásica. Este movimiento le permitió superar por el doble al segundo candidato en las elecciones presidenciales de marzo del 2000. 

Durante el desarrollo del conflicto armado grupos de islamistas chechenos continuaron atentando en territorio Ruso. Uno de los episodios más conocidos fue el atentado del teatro de Moscú, que dejó más de 130 muertos. 

2004 sería el apogeo de los atentados islamistas en Rusia con una cifra total de 500 personas asesinadas por los yihadistas. Cabe destacar los atentados aéreos, en los cuales dos mujeres suicidas asesinaron a 90 personas, tras hacer estallar vuelos distintos.

Aunque sin lugar a dudas el más sanguinario fue el ataque en la escuela de Beslán, en el cual los asesinos aprovecharon la fiesta de inicio escolar para secuestrar a 1500 personas entre alumnos, profesores y padres. Finalmente hubo más de 334 asesinados, más de la mitad niños pequeños.

Rusia finalmente retomó el control de Chechenia y sofocó el separatismo con ayuda del líder checheno Ajmat Kadírov. El Heredero no fue otro que el hijo de este, Ramazan Kadírov, que continuó con el legado represivo de su padre, persiguiendo a disidentes políticos y asesinando a homosexuales.

Sin embargo la expansión del islamismo en el Cáucaso no cesó, es más, se desvinculó de pequeños señores de la guerra y pasó a ser un escenario más dentro de la guerra contra Al-Qaeda y DAESH. La primera organización en aparecer fue el Emirato Islamico del Cáucaso, que organizó el atentado del metro de Moscú en 2010, dejando 40 muertos. Sin embargo, su influencia decayó en favor de Daesh y, en particular, su rama del Cáucaso. Esta última fue la autora intelectual del atentado del aeropuerto internacional de Moscú que dejó un saldo de más de 40 muertos.

El problema en casa

Otro factor relevante son los vínculos de Rusia con Tayikistán. Este país es el más pobre de Asia Central y uno de los principales puntos de radicalización islámica en la zona. Desde la caída de la URSS, las viejas élites tayikas han confiado en Moscú para asegurar su estabilidad y frenar a la oposición islamista. La prohibición del principal partido opositor —considerado por Rusia como una organización terrorista— ha intensificado la radicalización islámica y el resentimiento hacia Moscú.

El sentimiento de resentimiento aumenta entre los inmigrantes tayikos. En 2022, Rusia contaba con más de dos millones de tayikos en su territorio, lo que equivale a una quinta parte de la población de Tayikistán. La mayoría reside en los suburbios más pobres y es víctima de abusos por parte de la policía rusa. El Kremlin ha aprovechado esta situación para reclutar a miles de trabajadores migrantes para combatir en Ucrania, ofreciéndoles mejores salarios y la ciudadanía rusa a cambio. Si se permite la comparación este parece un proceso muy similar al que está ocurriendo en muchos países europeos a día de hoy.

El problema de Siria

La Federación Rusa cuenta con varias repúblicas donde el Islam es la religión predominante; de hecho, se cree que Rusia es el tercer país con más soldados en las filas de Daesh. Las regiones musulmanas de Daguestán, Chechenia, Ingusetia, Kabardia-Balkaria y Cherkesia Central son probablemente las zonas más inestables de todo el territorio ruso, sobre todo las tres primeras.

Rusia ha estado en la mira del Daesh, ya que los yihadistas consideran que Moscú tiene las manos manchadas de sangre musulmana desde la intervención militar de la Unión Soviética en Afganistán en 1979, que desencadenó un conflicto de diez años entre el Ejército soviético y la insurgencia afgana. A ello se suma que Rusia es una pieza clave en la lucha contra Daesh en Siria y en el Sahel.

La enemistad entre el ISIS-K y Rusia se ha agravado por el acercamiento del Kremlin a los talibanes. Los yihadistas acusan al Gobierno talibán de priorizar los intereses tribales y nacionales sobre los religiosos. Entre estos rusos que se fueron a luchar por el islamismo internacional, destacan los hermanos Tsarnaev, responsables del atentado en la Maratón de Boston, y Abu Omar Al Shishani (el checheno), una de las figuras más reconocidas del Estado Islámico. Aunque su verdadero nombre es Tarkhan Tayumurazovich Batirashvili, nacido en la República Socialista Soviética de Georgia, es uno de los líderes de la facción del Califato en Siria. Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de 5 millones de dólares por su captura.

Las madrazas tienen un papel fundamental en la difusión de estas ideas en el Cáucaso y en toda Rusia. Siendo estas importantes pilares de las comunidades islámicas que viven marginadas del conjunto de la sociedad Rusa.

El gobierno ruso es consciente de que sus fronteras en el Cáucaso son vulnerables, y sabe que será casi imposible evitar que los cientos de combatientes que hoy luchan en Siria regresen a sus hogares y propaguen el mensaje radical y antigubernamental por toda la región del Cáucaso Norte. El Frente Al-Nusra, uno de los principales grupos islamistas que combaten al régimen de Al-Assad, ya ha convocado a la yihad contra los rusos, y en 2014, el DAESH del Sinaí derribó un avión de pasajeros ruso, causando la muerte de 280 personas.

A día de hoy Rusia se enfrenta a una creciente población musulmana que ya supera el 30%, pero a su vez la diplomacia Rusa no está permitiendo a Putin maniobrar para eliminar a esta quinta columna de dentro de sus fronteras, siendo que sus principales aliados, son Irán, Turquía e incluso afganistán, eso sin olvidar de su relación con Kadirov y chechenia.

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