16 de julio de 2025

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PP y PSOE: aliados en Bruselas

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La reciente supervivencia de Ursula von der Leyen ante una moción de censura en el Parlamento Europeo no es solo la historia de una tecnócrata blindada por los de siempre. Es, sobre todo, una nueva muestra de la connivencia estructural entre el Partido Popular Europeo (PPE) y los socialistas del S&D, donde PP y PSOE, pese a fingir rivalidad en casa, actúan como aliados fieles en Bruselas. Dos partidos que se turnan el poder nacional, pero que en Europa comparten agenda, compromisos y lealtades.

Como ya ocurriera en 2019, la reelección de Von der Leyen fue pactada de antemano entre populares, socialistas y liberales. Ninguno de los tres bloques quiso arriesgar una alternativa fuera del marco institucional. Y, una vez más, PP y PSOE jugaron su papel disciplinado: el uno como parte del grupo mayoritario, el otro como sostén <<progresista>> del orden comunitario. Los mismos que en España se acusan mutuamente de destruir el país, en Bruselas se abrazan para garantizar la continuidad de una Comisión que legisla a espaldas de los ciudadanos.

Conviene recordar que Von der Leyen no ha sido elegida por sufragio directo de los europeos, sino designada por el Consejo Europeo (los jefes de Gobierno) y posteriormente aprobada por mayoría en el Parlamento. No hubo papeleta con su nombre, ni hubo opción ciudadana.

El último ejemplo ha sido revelador. Von der Leyen afrontaba una moción de censura impulsada por la derecha crítica y el soberanismo europeo. Pero el bloque de poder reaccionó con rapidez: populares, socialistas y liberales cerraron filas, no tanto para defender a la presidenta, sino para blindar el sistema. La moción fue derrotada por amplia mayoría. Y entre los votos decisivos que la enterraron estaban, de nuevo, los de PP y PSOE.

No es una excepción: PP y PSOE coinciden en sus votos en el Parlamento Europeo  en más de un 80% de las ocasiones, especialmente en cuestiones clave como política fiscal, migración, defensa o relaciones exteriores. En la práctica, actúan como una sola fuerza al servicio del proyecto europeo hegemónico.

Von der Leyen permanece, pero lo que de verdad se consolida es un bipartidismo transnacional que, más allá del teatro partidista, comparte obediencia al mismo poder económico, institucional y geoestratégico. La gran coalición no es un acuerdo puntual: es la columna vertebral de una Unión Europea autoritaria que castiga toda disidencia real.