6 de noviembre de 2025

Genocidio en Darfur (Sudán): falsedades y verdades

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El 26 de octubre cayó en manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) la ciudad de El Fasher, capital de la región sudanesa de Darfur, tras un asedio de más de 500 días. Ahora las fuerzas lideradas por Mohamed Dagalo también conocido como «Hemedti» controlan los cinco estados que conforman la región de Darfur. 

Este suceso ha sacado a la luz algo que lleva sucediendo desde que la guerra civil reactivara un genocidio prácticamente desconocido hasta ahora. Se trata de las masacres sistemáticas cometidas por parte de grupos armados árabes que se integraron en las FAR contra las etnias negras que habitan en Darfur, como los masalit, los fur o los zaghawa. 

Sin embargo, estos últimos días estamos viendo una gran cantidad de información falsa acerca de las matanzas. Dicha desinformación procede de cuentas y medios sionistas y afines al sionismo en redes sociales, como por ejemplo las cuentas de GabyLob (SissiEmperatriz) o ACOM.es de la red social X, entre otras muchas. Lo que afirman es que se trata de islamistas asesinando a cristianos, confundiendo bien por ignorancia o deliberadamente la región de Darfur, ubicada al suroeste de Sudán, con Sudán del Sur, país independizado en 2011 y de mayoría cristiana y animista. 

El resultado es la creación de un discurso totalmente falso que atribuye al genocidio una motivación religiosa, como sucede por ejemplo en Siria, cuando la motivación es mas bien étnica. Para comprender la situación necesitamos conocer un poco el contexto y en qué punto se encuentra el conflicto.

 

La Guerra Civil

 

Sudán sufre una guerra civil desde el 15 de abril de 2023 entre las FAR, un grupo paramilitar apoyado por Emiratos Árabes Unidos (EAU), y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) lideradas por el general Abdelfattah Al Burhan. Pese a que en el inicio de la contienda las FAR consiguieron llevar la iniciativa, todo cambió cuando las FAS lograron tomar el control completo de la capital sudanesa, Jartum, en marzo de este año. Este hecho ha marcado un punto de inflexión, ya que las fuerzas gubernamentales lograron controlar zonas estratégicas a ambas orillas del Nilo y el Nilo Azul, donde se encuentran las ciudades más pobladas del país. 

Tras la derrota de las FAR en Jartum, sus fuerzas se dirigieron a Darfur, donde han concentrado sus esfuerzos para ocupar la ciudad de El Fasher, que continuaba bajo control de las fuerzas armadas sudanesas. Las FAR se han consolidado en Darfur, y la amenaza de partir en dos al país es algo factible, similar a lo que ocurre en Libia.

En febrero las FAR anunciaron en Nairobi (Kenia) la creación de un gobierno para administrar los territorios bajo su control, lo que supuso un intento de lograr reconocimiento y legitimidad internacional en vista a las futuras negociaciones de paz. Las FAR y sus aliados firmaron lo que se conoce como  «Constitución de Transición» que propondría la creación de un estado laico y democrático y basado en el respeto a otras etnias y confesiones, algo totalmente propagandístico y falso en vista de las masacres acontecidas desde el comienzo de la guerra. Por otra parte acusan a las FAS y al gobierno de Abdelfattah Al Burhan de colaborar con la Hermandad Musulmana e islamistas del anterior gobierno del dictador Omar Al Bashir. 

Las FAR reciben apoyo de Emiratos Árabes Unidos, y ayudan a este país combatiendo a los hutíes en Yemen. Ahora, visto en qué punto se encuentra el conflicto, pasemos a aclarar qué sucede realmente en Darfur y que hay de mentira en lo que se afirma. 

 

El Genocidio, origen y motivación

 

Remontémonos al año 2003. El dictador Omar Al Bashir, que gobernó el país desde el golpe de estado de 1989 hasta su derrocamiento en 2019, llevó a cabo una política de arabización forzada y de discriminación sobre la población no árabe. Ante los ataques perpetrados por los janjaweed, grupos armados árabes, en 2003 varios grupos armados no árabes se levantaron contra el gobierno para defenderse. En respuesta el gobierno usó a los janjaweed para reprimir la rebelión, desencadenando un genocidio contra las poblaciones negras no árabes. 

En 2009, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Omar Al Bashir por crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Darfur. Se calcula que murieron 300.000 personas y que hubo 2 millones de desplazados. Años más tarde, en 2013 se crearon las Fuerzas de Apoyo Rápido, donde se integraron los janjaweed. 

Con el inicio de los enfrentamientos en 2023 entre las FAR y las fuerzas armadas sudanesas se reactivó el genocidio, debido a la presencia de las FAR en gran parte de Darfur desde el principio de la guerra. El 7 de enero el gobierno estadounidense declaró la existencia de genocidio en la región y sancionó a Mohamed Dagalo. 

Llegados a este punto debemos aclarar ciertas cuestiones ¿Se trata realmente de un genocidio motivado por cuestiones relgiosas? En Sudán la religión mayoritaria es el islam, entre un 90% y un 97% de la población es musulmana. Si nos vamos a Darfur, en base a informes de Human Rights Watch y de United States Commission on International Religious Freedom, vemos que al menos el 97% de la población es musulmana. Las principales etnias perseguidas como los masalit, los fur o los zaghawa profesan el islam suní. Se les persigue por su etnia y no por su religión, puesto que la mayoría de las víctimas son musulmanas y las masacres no son selectivas para con los cristianos o los animistas si no por pertenecer a una etnia, dentro de las cuales hay cristianos pero de forma minoritaria. 

Evidentemente esto no quita que sea muy difícil vivir siendo cristiano en un país de mayoría islámica y más en un país como Sudán. Pero lo principal es si se es árabe o no. Por otra lado, las FAR no son un grupo armado islamista como muchos han dicho; es mas, acusan a las FAS, su enemigo, de integrar y colaborar con islamistas.  

Los últimos días se ha instrumentalizado la tragedia que vive Sudán con fines partidistas totalmente ajenos. No pocos emplean este drama humano como cortina de humo para tapar las atrocidades de Israel, puesto que de repente medios de comunicación ligados al sionismo se han coordinado para repetir las mismas mentiras, creando un hombre de paja. Y es que, en el fondo, poco les importan las víctimas, como si el hecho de no ser cristiano lo hiciese menos dramático. Todo al mismo tiempo que se silencian persecuciones contra cristianos en otras latitudes. 

¿Y por qué en este momento sabemos más de lo que ocurre en Sudán? En primer lugar por la difusión de vídeos e imágenes atroces realizadas por los propios combatientes de las FAR sobre un terreno vedado a los periodistas, en los que se jactan de las torturas y los asesinatos. En segundo lugar a la instrumentalización de determinados sectores sociales ligados al sionismo para sus propios beneficios, algo que guarda semejanzas con la utilización de la causa palestina por el gobierno español.