Desde antes de la caída del gobierno comunista liderado por Enver Hoxha, existían pequeños clanes familiares que se dedicaban al contrabando de mercancías eludiendo las aduanas y aranceles del gobierno. Estas organizaciones nunca fueron demasiado grandes, ni tuvieron demasiada influencia dentro del país, ya que el gobierno albanés las perseguía muy duramente lo que les impedía operar con calma dentro del país. Todo esto cambió trás la caída del Gobierno del partido de los trabajadores de Albania, cuando la Ndrangheta (mafia Calabresa) empezó a reforzar lazos con estos clanes familiares.
Al principio los albaneses estaban supeditados a la mafia italiana, teniendo que pagar cuotas por sus operaciones dentro de la propia Italia, así como dentro de su país. En palabras del investigador criminológico Artan Hoxha. «los grupos albaneses utilizaban las estructuras de la Ndrangheta al igual que sus rutas aéreas y marítimas […] pero a medida que fueron cooperando los albaneses empezaron a coger experiencia y contactos por lo que fueron independizando de esas estructuras y creando propias».
Estas estructuras fueron muy útiles ya que les permitió empezar a establecer contactos en Latinoamérica, en un momento en el que la Ndrangheta perdió a su principal proveedor de cocaína, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Esto permitió a los 14 clanes familiares, ya unificados en Kompania Bello, actuar como «brokers» o intermediarios entre las organizaciones europeas e Hispanas.
Ante esta situación la Ndrangheta envió en 1994 a Rocco Morabito, un italiano que estaba siendo perseguido por la justicia italiana, y sería el pionero que establecería conexiones con grupos paramilitares como las FARC o el Primer Comando da Capital (PCC) grupos con los que a día de hoy la Ndrangheta sigue teniendo contacto. Además también abriría redes en Bolivia, Perú, Argentina y México.
Esta estructura fue reforzándose con distintos brokers como Pantaleone Mancuso en Buenos Aires, Vicenzo Pasquino en Brasil o Pasquale Bifulco en Perú, pero entre 2014 y 2022 todas estas cabecillas fueron cayendo una a una, provocando un vacío que cubriría la red logística Albanesa.
El modelo de intermediario Albanés, suele ser una persona que ya ha quemado todas sus oportunidades de negocios en Europa y ,casi como los primeros colonos americanos, vienen al continente americano a buscar fortuna. El más famoso de ellos fué Dritan Rexhepi.
Rexhepi tuvo un largo historial criminal en Europa habiéndo escapado de una comisaría albanesa, y de la cárcel en Bélgica e Italia, también estuvo detenido en España por estar relacionado con el robo a un banco. Tras esto decidió trasladarse a Ecuador desde donde consiguió enviar 5.9 toneladas de cocaína a Europa entre 2016 y 2017, generando 140 millones de euros. The economist, lo describió como el dueño de la operación logística que conectaba Guayaquil con Rotterdam y Antwerp.
En 2015 fué detenido por las autoridades ecuatorianas y sentenciado a 13 años de prisión, pero lejos de cesar su actividad, la corte italiana detectó un aumento del volumen transportado a través de la ruta logística Ecuador-Holanda/Bélgica. En septiembre de 2020 cae parte de la cúpula de Kompania Bello, lo que en teoría debería haber supuesto el fin de la actividad de este grupo, y aunque supuso un parón temporal rápidamente volvieron a reconstruir sus estructuras y con Rexhepi en libertad desde 2022, por buena conducta, no tiene pinta de que la organización vaya a cesar sus operaciones en el continente.
Esta revolución en cuanto a profesionalización y volumen de mercancía hacía europa le ha dado a la mafia albanesa una gran fuerza en el continente, controlando prácticamente todo el mercado Britanico, además de controlar completamente el puerto de Rotterdam y Antwerp, por ello Kompania Bello ya no es una organización dependiente de la Ndrangheta, sino un socio. Teniendo prácticamente el mismo status que la Sacra Corona (mafia apuliense), la Camorra (mafia napolitana), o la cosa nostra(mafia siciliana)
Los brokers de la Ndrangheta eran independientes a los 50 clanes que la componen, y parte de la ventaja que suponía formar parte de esta organización era precisamente esa, pero ahora con la nueva dependencia sobre las estructuras albanesas esa ventaja se ha disipado y ahora todos tienen que pasar por el aro de la Kompania Bello.
Pero los brokers del Kompania Bello también sirven a sus propios jefes, uno de los casos más sonados fue el del «Clan Farruku» que operaba en la costa del sol y en madrid, siendo una de las 14 familias que componen la Kompania. La investigación contra este clan empezó en 2021 tras la incautación de 2 toneladas de cocaína, que estaban siendo transportadas a través de una empresa fantasma exportadora de peces congelados desde Guayaquil, Ecuador. Este clan se dedicaba a la venta al por menor en kilos a las distintas organizaciones dentro de España.
En febrero de 2018 se incautó la mayor cantidad de droga en la historia del cuerpo aduanero albanés, rondando los 700 kg de droga, gracias a un chivatazo del ejército colombiano. Por lo visto el cargamento tenía relación con la organización de los Urabeños en Colombia. Para las organizaciones americanas, Albania suponía una nueva ruta más segura que España, ya que entre 2015 y 2020 las autoridades peninsulares redoblaron esfuerzos en materia de lucha contra el narcotráfico, pero desde que Albania tiene intereses en unirse a la unión europea el resto de países le han exigido que tiene que reducir también la cantidad de droga que permitía entrar, lo que ha supuesto un golpe significativo a la organización.
Todavía está por ver si la mafia albanesa mantendrá su hegemonía sobre la gestión logística del tráfico de drogas en Europa, aunque tiene pinta de que todavía queda mucho tiempo antes de que alguien les destrone, ya que su «único» competidor comercial, eran los brokers Serbios, Bosnios y Montenegrinos que habían copiado la misma fórmula que los Albaneses, organizados en el conocido como «el supercartel de los balcanes», esto no implicaba únicamente un competidor económico sino también geográfico, ya que los balcanes se encuentran en una encrucijada entre el este y occidente, teniendo acceso a mercados muy importantes como Turquía o Rusia y a su vez conexiones con los principales países productores de opio, como Afganistán o incluso Myanmar. Pero recientemente la cúpula de la organización que englobaba a estos clanes familiares, conocida como el «supercartel de los balcanes», ha sido arrestada en una operación conjunta entre la guardia civil, europol, swat de dubai, y cuerpos policiales turcos.