La pasada semana se vivió en Caspe, Zaragoza, una de las muchas situaciones de miedo y temor causadas por ingente inmigración irregular que sufre el pueblo. En este caso, un pakistaní intentó violar a una joven en el municipio; esta vez, el delincuente no pudo salirse con la suya gracias a que la joven activó un dispositivo sonoro destinado a este tipo de situaciones de emergencia. Los hecho tuvieron lugar cuando la chica volvía a su casa de madrugada, cuando el pakistaní la asaltó en una plaza poco concurrida. En ese escenario, se abalanzó sobre ella y trató de reducirla por la fuerza mientras la tocaba sin su consentimiento. El presunto delincuente oriundo de Pakistán llegó a pronunciar la frase “Vamos a follar”.
Gracias a que la muchacha pudo activar la alarma, el presunto violador huyó del lugar de los hechos. El suceso está a disposición de la Audiencia de Zaragoza, donde el presunto agresor ha sido interrogado por los jueces el martes 11 de marzo. La Fiscalía solicita una sentencia por el intento de agresión sexual
Pero este tipo de hechos no son nuevos en el municipio. Durante varios años, Caspe ha visto como su convivencia municipal y la seguridad ciudadana se deterioraban. Y esto coincidiendo con el incremento de los inmigrantes en situación irregular. Ante esta situación, los vecinos han señalado tratado el problema de seguridad que experimenta, en varias juntas ordinarias.
Además de la falta de efectivos de seguridad (el 80% de los policías locales están de baja), se suman los problemas derivados de la propia legislación estatal. Y es que como denuncian los vecinos y las autoridades locales, tras cada detención realizada en Caspe, los delincuentes vuelven al poco tiempo a sus calles.
Y es que en Caspe la situación respecto a la inmigración es especialmente preocupante. Durante las campañas agrícolas el aumento de inmigrantes se multiplica; que supone un peligro lo corrobora que la Subdelegación del Gobierno de Zaragoza incrementa la presencia de las fuerzas de seguridad durante esas semanas. Pero también, como han denunciado desde el Consistorio, “la llegada de migrantes irregulares a España ha complicado aún más la situación, ya que muchos de ellos buscan zonas alejadas de las grandes ciudades donde puedan pasar desapercibidos. Caspe, desde hace más de 15 años, se ha convertido en un punto atractivo para estos grupos, lo que repercute en la seguridad local”.
Ana Jarque, alcaldesa del municipio, califica la situación es «alarmante», y reclama al ministro Grande-Marlaska una dotación permanente de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil.