3 de octubre de 2025

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Elecciones en Moldavia: entre las irregularidades y el pucherazo

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Las elecciones parlamentarias del pasado domingo 28 de septiembre dieron la victoria al Partido de Acción y Solidaridad (PAS), actualmente en el gobierno. Esta formación es partidaria de adherirse a la Unión Europea y a la OTAN, a pesar de las reticencias de la mayoría de moldavos. 

Según los datos de la Comisión Electoral la participación fue de un 52%. El PAS obtuvo el 50,20% de los votos y ganó 55 escaños de 101. Por su parte la principal fuerza opositora, el Bloque Patriótico, una coalición opositora formada por el Partido de los Socialistas de la República de Moldavia (PSRM), el Partido de los Comunistas de la República de Moldavia (PCRM), el Partido Futuro de Moldavia, obtuvo el 24,2% de los votos y ganó 26 escaños. 

La jornada electoral transcurrió bajo un clima de tensión debido a la acusación de injerencia rusa, presentando un escenario parecido al de las elecciones en Rumanía. Pese a que el triunfo del PAS haya sido celebrado en el seno de la UE, hay sobrados motivos para considerar irregulares y sospechosas estas elecciones.

Apenas dos días antes de las elecciones varios partidos se excluyeron de concurrir a las mismas, como las formaciones prorrusas: Corazón de Moldavia, Moldova Mare o el bloque electoral Alternativo, bajo la acusación de financiación rusa irregular y sobornos a votantes. Además, semanas antes se realizaron 250 redadas en distintas localidades del país que se saldaron con 74 detenidos (durante 72 horas) que presuntamente habían recibido entrenamiento en Serbia para confrontar con las fuerzas del orden. El líder del Bloque Patriótico, Igor Dodon, denunció esta actuación como una forma de amedrentar a la oposición. 

Pero aún hay más aspectos sospechosos en todo esto. El fundador de Telegram, Pavel Durov, declaró que Francia quería que su red social censurara los canales moldavos críticos con la Presidenta Maia Sandu. Por otro lado se documentaron obstaculizaciones y cierres en pasos que conectan con Transnistria, donde existe una república de reconocimiento muy limitado, en donde la población es partidaria de las formaciones prorrusas, así como el hecho de que solo se abrieron dos colegios electorales en Rusia, ubicados en Moscú. Mientras tanto en el resto de Europa se abrieron 301 colegios para poder votar.

Puestos a hablar de interferencia en asuntos internos, hay que mencionar la Misión de Cooperación de la Unión Europea en Moldavia (MCUE), una misión civil de la UE en Moldavia activa desde 2023, y a la Oficina de enlace civil de la OTAN, en activo desde 2017, organismos que alteran la neutralidad recogida en la Constitución moldava. Para más inri Maia Sandu no descartó anular los resultados ante la interferencia rusa, que fue planteada por primera vez por el medio de comunicación moldavo Nordnews, cofinanciado por la UE. A todo esto se añade el envío en septiembre por parte de la UE de un «Equipo de Respuesta Rápida» para luchar contra la «desinformación rusa».

Las inversiones de la UE en medios de comunicación afines al discurso europeísta y otanista no es nada nuevo. A través del programa EU4Independent Media (EU4IM), insertado en el marco de la Eastern Partnership, la UE ha destinado 8 millones de euros entre 2022 y 2025 para apoyar a medios de comunicación afines en Ucrania, Bielorrusia, Armenia, Azerbaiyán, Georgia y Moldavia, con el objetivo de combatir la «desinformación rusa».

Moldavia es una pieza más en la pugna entre Estados Unidos y Rusia por el dominio de Europa, en la que la UE y la OTAN, en sus papeles de subordinados a los intereses de EE.UU, actúan para frenar una victoria electoral de la oposición en el país, partidaria de la neutralidad y el acercamiento a Rusia, pero también partidaria de tener buenas relaciones con la UE. De nuevo se ha vuelto a repetir un escenario como el que se vivió en la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 2024. De haber sido otro país seguramente desde la UE se habría tratado de deslegitimar el resultado.