Durante años se ha repetido el mismo relato: Málaga es el <<Silicon Valley español>>, el nuevo polo tecnológico del sur de Europa, la ciudad de moda, el motor del talento internacional. La postal es impecable siempre que no miremos cómo viven quienes realmente sostienen Málaga: sus trabajadores. Detrás de los eslóganes que mitifican el emprendimiento hay una realidad mucho menos glamourosa: sueldos bajos y precios disparados que están expulsando a miles de malagueños de su propia tierra.
1.- Salarios andaluces para una ciudad con precios europeos
Los datos oficiales del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) son contundentes: el salario medio en la provincia de Málaga en 2023 es de 19.448 euros brutos al año, mientras que la media española alcanza los 28.049 euros. Esto supone que un trabajador malagueño cobra 8.600 euros menos que la media nacional, pese a vivir en una de las provincias más caras del país. Por tanto, el <<Silicon Valley español>> funciona con salarios propios de la hostelería, el comercio y los servicios, los sectores peor pagados de España. en otras palabras, Málaga presume de competir en la economía global mientras mantiene sueldos de economía precaria.
2. Vivienda: el mercado más salvaje del sur de Europa
El precio de la vivienda en Málaga se ha convertido en un fenómeno internacional. En la provincia, el metro cuadrado ha pasado de unos 1.612 euros en 2013 a 4.023 en 2025, una subida cercana al 150 % que ha multiplicado por 2,5 el valor de la vivienda en apenas una década. En la capital, la situación es aún más agresiva: Málaga ciudad supera ya los 4.600 euros el metro cuadrado de media y en zonas del centro, como el entorno de Atarazanas, el precio rebasa los 6.300 euros, cifras más propias de París que de una ciudad del sur de España.
El alquiler reproduce exactamente la misma dinámica. En la provincia ha pasado de 6,5 euros el metro cuadrado en 2013 a 16,5 en 2025, mientras que en la capital se sitúa ya en torno a 15-16 euros el metro cuadrado, lo que deja los pisos medios entre 1.200 y 1.400 euros al mes. Compárese esto con el salario real: un trabajador malagueño medio cobra en torno a 1.300–1.350 euros netos al mes, prácticamente lo mismo que cuesta alquilar un piso. El resultado es claro: el alquiler de un piso medio en Málaga capital consume entre el 70 % y el 100 % del sueldo de un trabajador que viva solo, cuando la Unión Europea considera que superar el 40 % ya es un esfuerzo severo. En Málaga, ese esfuerzo severo es la normalidad.
3. La cesta de la compra: Málaga, capital del supermercado caro
La OCU sitúa a Málaga como la ciudad andaluza con los supermercados más caros, con diferencias de casi 1.800 euros al año según el establecimiento elegido. Los productos frescos (fruta, verdura, carne y pescado) lideran las subidas y han disparado el gasto cotidiano de las familias. Mientras la alimentación se ha encarecido más de un 36 % desde la pandemia, los salarios malagueños llevan una década prácticamente congelados, lo que convierte algo tan básico como llenar la nevera en un esfuerzo cada vez mayor para miles de hogares.
4. La energía remata la factura vital
La electricidad, que antes de la pandemia costaba en torno a 0,239 €/kWh, se sitúa hoy en torno a 0,261 €/kWh tras el pico histórico de 2022, cuando España llegó a pagar 0,335 €/kWh y se situó entre los países más caros de Europa. Aunque los precios han bajado desde entonces, siguen lejos de los niveles previos a la crisis energética. En una provincia donde los veranos obligan a usar aire acondicionado durante meses y donde los salarios se encuentran entre los más bajos del país, la factura energética representa un esfuerzo real mayor que en ciudades más ricas. Ese desequilibrio (poca renta y alto coste energético) se ha convertido en otra de las cargas que aprietan la vida cotidiana en Málaga.
Conclusión: un modelo que expulsa a su propia gente
Málaga es un éxito para los fondos de inversión, los nómadas digitales, los turistas y la especulación inmobiliaria, pero no para quienes viven y trabajan aquí. Para el trabajador malagueño medio, la ciudad se ha convertido en un territorio prohibitivo: salarios en torno a 1.300 euros netos, alquileres de 1.200 a 1.400, precios europeos y una economía basada en servicios precarios. Esta es la cara oculta del <<Silicon Valley español>>: una ciudad que crece hacia fuera, pero que expulsa silenciosamente a quienes la han levantado.