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La guerra contra el comĂșn

Tras mås de siete décadas, el Estado de bienestar roza su fin

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Después de la segunda guerra mundial, con el nuevo reparto de poder y temiendo el avance de la URSS y el comunismo en Europa, los vencedores occidentales (USA y Reino Unido) tomaron una serie de medidas para estabilizar Europa. Entre ellas y sobre todas, un caudal enorme de dólares americanos (el Plan Marshall) para la reconstrucción del continente y el nuevo régimen: lo que se ha llamado el «estado de bienestar»; término definido por John Maynard Keynes, un economista inglés que proponía la cohesión social a través de la incorporación de los trabajadores a los beneficios del crecimiento económico capitalista. Una suerte de modelo socialdemócrata donde dentro de una economía de libre mercado, el estado se ocuparía de asegurar un cierto reparto, proporcionando los servicios que se consideran necesarios para el bienestar de los ciudadanos y protegiendo a los colectivos mås débiles.

La ConstituciĂłn Española de 1978 dedica varios artĂ­culos en referencia al Estado del bienestar; por ejemplo el artĂ­culo 27, el cual regula los principios generales en materia educativa o el 41, que establece un rĂ©gimen pĂșblico de Seguridad Social etc.

Todo este «pacto entre clases» de corte socioliberal que ha permitido en Europa medio siglo de convivencia, ha desembocado y ha sido puesto en jaque por las teorĂ­as y gobiernos neo-liberales, de los años 70 como Reagan o Thatcher, que iniciaron una rĂĄpida desregulaciĂłn de la economĂ­a, postularon la venta de todas las empresas pĂșblicas y la privatizaciĂłn de servicios esenciales como la sanidad o la energĂ­a, alegando la patraña de que la iniciativa privada es mĂĄs barata y eficaz.

España se sumĂł a la ola privatizadora y de recortes desde Felipe GonzĂĄlez, pero tras la crisis financiera de 2008 todo se vino abajo y se desatĂł una fiebre por el fantasma de la «estabilidad presupuestaria» que llevĂł a graves recortes en toda Europa para socializar las pĂ©rdidas del sistema financiero. En 2011 el PP y el PSOE, con mĂĄs del 90 % de los escaños en el Congreso y el Senado y sin ningĂșn tipo de debate, modifican el artĂ­culo 135 de la ConstituciĂłn, priorizando la deuda al bienestar de los ciudadanos, y empiezan a recortar gasto social y a privatizar todo lo que pueden. La corrupciĂłn estĂĄ al dĂ­a y el descontento es galopante, ese mismo año, los indignados toman las plazas a partir de las manifestaciones del 15M. 

La gente se siente desamparada, despuĂ©s de la crisis financiera el estado ha salvado a los bancos y grandes fondos con dinero pĂșblico y ha dejado caer a la ciudadanĂ­a que ha perdido sus casas, sus trabajos y sus vidas. Es el neoliberalismo como pensamiento Ășnico que ha continuado ganando terreno desde entonces, sobre todo con los gobiernos de la derecha pero tambiĂ©n con los de izquierdas, pues comparten el modelo econĂłmico. La pandemia sacĂł a relucir los efectos de los recortes en los medios pĂșblicos cuando comenzaron los problemas y entonces fuimos todos a los balcones a aplaudir a los sanitarios y a decirnos que habĂ­amos aprendido la lecciĂłn y que “de esta Ă­bamos a salir mejores”.

Pero era en otro mundo imaginario: en este universo real, lloramos a nuestros muertos nos quitamos la mascarilla y lo mandamos todo al olvido mĂĄs absoluto.Y tras algunos parches, para mantener el descontento social a niveles tolerables y la imagen del estado  mĂĄs o menos a salvo, se volviĂł a los procesos de privatizaciĂłn y saqueo de empresas pĂșblicas como si nada. La sanidad y las residencias de mayores igual, gracias por preguntar.

Seguramente uno de los Ășltimos capĂ­tulos en esta sangrĂ­a de lo comĂșn, sea la privatizaciĂłn de RENFE MercancĂ­as, que es el Ășltimo pedazo de un largo desmantelamiento de la compañía estatal: desde los coches cama, a la externalizaciĂłn de los servicios al viajero o el “troceamiento a la carta” de las lĂ­neas de cercanĂ­as. La que es la mayor empresa de transporte  ferroviario de este paĂ­s, se va a asociar al 50% con un gigante naviero: Mediterranean Shipping Company (MSC), solo espera la aprobaciĂłn definitiva del Consejo de Ministros en las prĂłximas semanas. AdemĂĄs del ferrocarril, la naviera, experta en portacontenedores, tiene la vista puesta en la ampliaciĂłn del Puerto de Valencia, un proyecto multimillonario que el Gobierno tiene previsto aprobar tambiĂ©n en las prĂłximas semanas.

También este año 2023, a propuesta de AENA, el Gobierno prepara la privatización del control aéreo en siete aeropuertos: Los dos de Tenerife, Målaga, Gran Canaria, Bilbao, Santiago y Palma de Mallorca. La mayor privatización de la gestión del control aéreo en España desde 2010, cuando se inició la liberalización de este sector.

En la secciĂłn del fĂștbol, nos llega la noticia de que el Barça da un paso mĂĄs en su proceso de privatizaciĂłn para quitarle el poder a los socios (con su permiso, eso sĂ­) y ponerlo en manos de grandes inversores; y tambiĂ©n del esfuerzo de ingenierĂ­a financiera que estĂĄ haciendo Laporta para poder cotizar en la bolsa de Nueva York. Hace ya tiempo que nos hemos acostumbrado a esta cosas: a aplaudir camisetas de Emiratos Árabes, al Mundial de fĂștbol en Qatar
 y es que los dueños de los equipos europeos son cada vez mĂĄs fondos de inversiĂłn y grandes fortunas.

Alguna buena noticia aunque sea pequeñita: La Consejería de Salud Andaluza ha tenido que dar marcha atrås en su intención de externalizar la atención primaria, al incluirla en la tabla de tarifas de los conciertos con la sanidad privada. La presión sindical y ciudadana han conseguido pararlo. Lo de las barbas del vecino.

TambiĂ©n en la Comunidad Valenciana el Gobierno del BotĂĄnico, ha hecho innegables esfuerzos estos Ășltimos años por revertir las privatizaciones en la sanidad pĂșblica, recuperando la gestiĂłn de varios hospitales y de servicios de farmacia, resonancias
 Veremos el recorrido de estas acciones con el nuevo gobierno valenciano del PP y Vox.

Y nos alegramos cuando este mes y por sorpresa el gobierno anunció la compra de un 10% de Telefónica. Quizås (solo quizås) empiezan a darse cuenta de que necesitamos controlar nuestros sectores estratégicos y que el mercado no se auto-regula. Todos los gobiernos europeos estån tomando medidas en este sentido, para recuperar algo el control sobre la tecnología, las comunicaciones y el uso de datos, por cuestiones estratégicas y de seguridad mås que evidentes.

Ojalå fuera el inicio de una reversión de los procesos privatizadores de las décadas pasadas. La energía, el transporte, la sanidad, la educación o la alimentación son otros de los sectores estratégicos que deberían estar protegidos de las leyes del mercado y también desde luego de la larga mano de algunos políticos.

Pero nada anima a ser optimista, tras el fracaso de la socialdemocracia para contener las crisis y su corrupción galopante, hay una ola liberal incluso anarco-capitalista que plantea la desaparición del estado o limitarlo a cuestiones de seguridad y justicia. Los que así piensan son los que estån en contra de los impuestos, dicen que el mercado se equilibra por sí solo y que el estado lo estropea todo. Hasta que el mercado «entra en crisis», cosa que hace periódicamente y el estado tiene que pagar el estropicio (como en 2008).

Javier Milei en Argentina, con su reforma ultra-liberal es paradigmåtico, ha ganado las elecciones por goleada con un discurso radical e incendiario, en un país al borde del colapso con la gente empobrecida y cabreada que le ha votado en la esperanza de que algo cambie, de una alternativa. Pero ha tenido que otorgarse poderes especiales y endurecer la seguridad para poder imponer unas reformas que de llevarse a cabo, serån sobre todo dolorosas para las clases trabajadoras. Pero eso ya serå en 2024, así que feliz año nuevo.

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