Seamos realistas y vayamos al grano: a estas alturas cualquiera que haya investigado un poco acerca de la Agenda 2030 ya sabrĆ” que este compendio de proyectos del que polĆticos y multinacionales no paran de hablar no es mĆ”s que un conjunto de intereses siniestros que buscan favorecer a un minĆŗsculo porcentaje de la poblaciĆ³n a costa del expolio de la mayorĆa restante. Viendo algunos de los puntos de dicha agenda una de las cuestiones que se nos puede venir rĆ”pidamente a la cabeza es el agua, no por nada en varios de estos puntos el agua desempeƱa un papel fundamental.
Hablamos de un recurso imprescindible para la vida, ya no solo por el consumo directo humano, animal o vegetal, sino tambiĆ©n porque sin su uso no podrĆan desempeƱarse las actividades de la agricultura o la ganaderĆa. Del agua depende tambiĆ©n la propia industria, la cual necesita de este recurso para diversos usos que podrĆan ser desde refrigeraciĆ³n hasta consumo activo para generar vapor de agua. El agua funciona tambiĆ©n como generador natural de energĆa mediante los saltos de agua o a travĆ©s del uso de molinos o turbinas movidos por el movimiento natural del cauce fluvial. Vista la cantidad de usos de este recurso primordial es inevitable pensar en los intereses lucrativos que genera, pero tambiĆ©n en la necesidad de defender su uso de forma pĆŗblica y universal.
En EspaƱa la guerra por el control del agua ya estĆ” presente y, lamentablemente, la estamos perdiendo. El uso y control de los recursos hĆdricos en EspaƱa por parte de sus habitantes se remonta a hace mĆ”s de 2000 aƱos, durante los cuales se han creado e ido moldeando entornos para el uso agrario y ganadero de los habitantes. DetrĆ”s del milenario uso de canales y acequias para el cultivo hay toda una tradiciĆ³n que lleva dando de comer a las familias desde los tiempos de la antigua Roma. El uso y consumo del agua ha sido un derecho no escrito de los habitantes de la penĆnsula desde antes de que EspaƱa fuese EspaƱa; sin embargo, ese derecho estĆ” ahora por primera vez en grave peligro.
Las ONG de carĆ”cter ecologista afirman que este uso del agua perjudica gravemente a los acuĆferos y seƱalan por encima de todo a las actividades agropecuarias como principales responsables del daƱo a estos. Colectivos de agricultores, sin embargo, afirman que estas ONG no son mĆ”s que una herramienta mĆ”s para beneficiar a multinacionales interesadas en los terrenos agrĆcolas y en el acceso a las fuentes hĆdricas de estos. SeƱalan ademĆ”s que desde estos grupos se presiona al Gobierno para que legisle de manera perjudicial para el agricultor con la excusa del conservacionismo. Un ejemplo de esta legislaciĆ³n es el Decreto de sequĆa mediante el cual, en caso de escasez de agua, se aparta el uso agrario; sin embargo, no se incluyen otro tipo de actividades como las empresas de energĆa o las industrias de bienes de consumo. Empresas como Iberdrola o Endesa se ven altamente beneficiadas por esta legislaciĆ³n.
El caso mĆ”s notable a la hora de analizar estos hechos es el de DoƱana. Las acusaciones desde las ONG sobre la sobreexplotaciĆ³n del acuĆfero van dirigidas especialmente al sector agrĆcola de Huelva, en concreto a los pequeƱos agricultores. Lo llamativo del tema es que estas ONG no seƱalan el uso que hacen empresas como Coca-cola de los recursos hĆdricos de DoƱana. Coca-cola (que dispone de una finca de gigantescas dimensiones en DoƱana) no sĆ³lo usa estos recursos para el embotellamiento de sus productos, si no que ademĆ”s dispone de su propio uso para cultivo de frutos rojos. El uso del agua por parte de Coca-cola, al considerarse de carĆ”cter industrial y no agrario, no se incluirĆa al aplicar ciertas leyes relacionadas con la sequĆa. Este hecho beneficiarĆa a la multinacional respecto a los pequeƱos agricultores.
Todo parece indicar que detrĆ”s del acoso y derribo constante hacia las pequeƱas explotaciones y las explotaciones familiares respecto al uso del agua hay todo un entramado que atiende Ćŗnicamente a ampliar los beneficios de grandes multinacionales que se ven en clara ventaja a la hora de hacerse con los recursos del agua. De ser asĆ estarĆamos caminando hacia un escenario en el que el acceso al agua en EspaƱa dependerĆa de estas empresas. En semejante escenario los espacios agrĆcolas pasarĆan a ser vĆctimas de los caprichos de la Coca-cola, Endesa o Blackrock de turno, y por tanto los precios tanto del agua para el consumo propio como de otros recursos bĆ”sicos como los alimentos, que dependen totalmente de los recursos hĆdricos, se verĆan completamente afectados por la influencia de las codiciosas juntas directivas de estas multinacionales.