Me es absolutamente indiferente la suerte que puedan correr los todavรญa habitantes de Gibraltar. Los llamadosย llanitosย que โdesde 1704 y al amparo de la todopoderosaย Royal Navyโ vinieron a sustituir a la verdadera poblaciรณn originaria del Peรฑรณn. Los que desplazaron a losย autรฉnticos gibraltareรฑosย que, al ser ocupada la Roca, se marcharon con sus bรกrtulos, vรญrgenes y archivos a los pueblos de los alrededores. Una sucia limpieza รฉtnica cometida con la colaboraciรณn de los antepasados de estos tipos. Esos eran los verdaderos pobladores de Gibraltar y no estos delย ministro principalย Picardoย a los que โen una muy sucia pirueta de la historiaโ se pretende convertir en protagonistas del conflicto.
Me la traen al pairo los derechos de estos ciudadanos coloniales. Me es indiferente que, cuando la colonia retorne a la soberanรญa espaรฑola, se vayan o se queden, se enfaden o se alegren o lo que sea que proclamen o que hagan o que digan. Me importa una higa la suerte de un conjunto de no mรกs de treinta mil personas que, como parรกsitos al cobijo de Espaรฑa, viven fantรกsticamente bien amparados en sus sectores econรณmicos oscuros: muchas veces en la explotaciรณn de miles de asalariados andaluces que trabajan y viven sin el amparo de la legislaciรณn espaรฑola. Esos asalariados espaรฑoles que parecen no existir paraย el PSOEย ni paraย Yolanda Dรญaz.ย Llegado el caso, serรญa mรกs barato para Espaรฑa indemnizar a estos trabajadores que seguir soportando en nuestro territorio el modelo econรณmico colonial de la Roca.
No me cabe ninguna duda de que โa pesar deย Pedro Sรกnchezย y delย ministro Albaresโ Gibraltar va a volver a Espaรฑa en el futuro y que, en ese momento, esta gente se verรก sometida a un sencillรญsimo dilema: o tienen el grandรญsimo honor de convertirse en ciudadanos espaรฑoles con todos sus derechos y deberes โincluso el de pagar el IVAโ o recogen sus cosas y se marchan a otro sitio. Al que se quede, brazos abiertos y plena integraciรณn. Al que se marche, adiรณs y suerte: tanta paz lleves como descanso dejas.
El Reino Unido โen una maniobra polรญtica torpe por muchas veces repetidaโ nos muestra como una lรญnea insoslayable la de los derechos de laย poblaciรณn gibraltareรฑa. De esta forma, una simple base militar en el Mediterrรกneo es convertida โcara a la galerรญaโ en una pacรญfica poblaciรณn autรณctona que pugna por una vida democrรกtica, pacรญfica y libre.ย Pero la poblaciรณn gibraltareรฑa ni es sujeto de soberanรญa propia ni resulta ser un interlocutor vรกlido en esta cuestiรณn.ย Elย Tratado de Utrecht de 1714ย sรณlo tiene dos signatarios: Espaรฑa y Reino Unido, y son esos dos paรญses โexclusivamenteโ los que tienen que pactar la soluciรณn de la colonia.
Recuerdo Hong Kong. Tambiรฉn en ese caso se intentรณ contraponer una necesidad histรณrica y jurรญdica de descolonizaciรณn a los pretendidos derechos de un conjunto de residentes presuntamente autรณctonos. El resultado es de sobra conocido: ante la fuerza china, Gran Bretaรฑa optรณ por comerse su acostumbrada verborrea y devolver la colonia. Miles de hongkoneses se vieron โde sรบbitoโ sometidos a la soberanรญa china sin remedio. Ello me lleva a la conclusiรณn que el derecho de la poblaciรณn de sus colonias tambiรฉn importa una higa al Imperio cuando el paรญs que tiene enfrente es fuerte y respetado. A la larga, va a seguir siendo cierto, por encima de รฉpocas y de modas, que no hay nada como elย palo y tentetiesoย para tratar con la polรญtica exterior britรกnica.