domingo, mayo 19, 2024

Disney defiende el despido por ideología: «es un derecho constitucional»

La compañía se escuda en la Constitución de los EE.UU. para el juicio por despido improcedente de Gina Carano, lo que podría producir un grave antecedente en la legislación

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Hace ya más de tres años desde que Disney despidió a Gina Carano, que por aquel entonces interpretaba a Cara Dune, personaje de la serie The Mandalorian. El motivo, una serie de mensajes en redes en los que criticaba el movimiento Black Lives Matter y la moda de los pronombres, se posicionaba en contra de las vacunas y (según Disney, la gota que colmaba el vaso) comparaba la represión a los conservadores en EE.UU. con la de los judíos en Alemania. Por supuesto, es perfectamente legítimo disentir de las opiniones que vertía en Internet, pero, ¿lo es despedirla por sus opiniones políticas? 

El propietario de la red social en la que se produjeron la mayoría de las declaraciones, Elon Musk, corre con los gastos de la actriz en su juicio por discriminación y despido improcedente, tal como prometió que iba a hacer siempre que un usuario sufra consecuencias por lo que publica en X (en aquel momento, Twitter).

La demanda de Carano, presentada en febrero, exige que la recontraten y se le paguen al menos 75.000 dólares por daños punitivos. Además alega que el trato ha sido especialmente discriminatorio porque la compañía no tomó ninguna medida contra Pedro Pascal o Mark Hamill cuando estos compararon a Trump con los nazis.

Parece que el proceso va para largo, pero el caso es que ahora Disney se saca de la manga una defensa que, de salir adelante, podría tener unas consecuencias terribles en lo que respecta a la libertad de expresión. Y es que la compañía se escuda en que tiene derecho a despedirla en razón de la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. La enmienda reza:

El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios.

«Disney tiene el derecho constitucional a no asociar su expresión artística con el discurso de Carano, de modo que la primera enmienda proporciona una defensa completa frente a las demandas de Carano», afirman sus abogados. Es decir, que los estudios utilizan la enmienda a la Constitución que garantiza el derecho a la libre expresión para, precisamente, reprimirla. Y, puesto que el derecho anglosajón da una gran importancia a la jurisprudencia, es decir, a cómo se han interpretado las leyes en sentencias pasadas, que esta defensa saliese adelante podría provocar un precedente terrorífico: A partir de entonces, en los EE.UU. se abriría un camino fácil para el despido por causas ideológicas.

A pesar de que Gina Carano ha participado en grandes superproducciones, como Fast & Furious 6 o Deadpool, a partir del despido de Disney solo se la ha visto en dos películas de bajo presupuesto, producidas y distribuídas por compañías con una línea especialmente conservadora.

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