El separatismo es un postulado ideológico y político existente en muchos países y zonas del mundo en torno a un conflicto, fundamentado en el sentimiento de los habitantes de una determinada región de no pertenencia a un Estado o país.
Son numerosos los conflictos bélicos en los que se logra la independencia, librados a lo largo de la historia, aunque las motivaciones y causas sean distintas, apareciendo incluso uno de ellos en la Biblia: la lucha del pueblo de Israel por obtener la independencia del Imperio egipcio, allá por el siglo XV o XIII a. C., según fuentes bíblicas. Podríamos decir que este fue el primer conflicto de este estilo en la historia, aunque entre los más antiguos encontramos también la guerra de independencia de los jonios (griegos) contra los persas (499-493 a. C.). Este conflicto es el primero del que se tiene evidencia histórica procedente de fuentes ajenas a lo religioso o mitológico. Se desarrolló en Asia Menor (actual Turquía) y surgió porque las ciudades griegas jónicas se rebelaron contra el dominio persa para lograr la independencia.
En la Edad Media fueron numerosos los conflictos de esta índole, siendo los más destacados las rebeliones de pueblos eslavos contra Bizancio, en especial la rebelión del primer y segundo Imperio búlgaro en los años 681 y 1185-1187, respectivamente. También en Escocia, William Wallace lideró la rebelión que dio como resultado la independencia de Inglaterra.
Sería en la Edad Moderna cuando se empezaría a dar el fenómeno de las independencias motivadas por causas asociadas al capitalismo que comenzaba a configurarse en esa época en los Estados modernos, más cercanos a los que conocemos hoy en día. El caso más significativo fue el de Holanda, que se independizó de España en el año 1648 tras firmar ambos bandos el Tratado de Münster. Llegados a este punto, las motivaciones que llevaban a estos conflictos dejaron de ser puramente religiosas o étnicas para pasar a tener, en la mayoría de los casos, un componente económico importante. En muchos casos, la burguesía local se asociaba y financiaba estos levantamientos con el propósito de aumentar su poder y gozar de una mayor libertad económica. A partir de este momento, esto sería algo muy recurrente.
Ya en la Edad Contemporánea, estos levantamientos se sucederían de manera incesante y habría oleadas enteras por toda Europa y América. Sobre todo en el siglo XIX, con el auge del liberalismo, surgirían países como Grecia, que se levantó en armas contra el Imperio otomano logrando así su independencia en el año 1829. La burguesía griega, que en las décadas anteriores ya había sido muy próspera dentro del Imperio otomano, tuvo un papel protagonista en el conflicto, formando sociedades secretas como la Filikí Etería (“sociedad de los amigos”), creada por comerciantes griegos adinerados en Odesa en 1814. Esta alianza burguesa fue clave para financiar el conflicto y conseguir apoyo económico y diplomático de las potencias europeas (Francia, Inglaterra, Rusia…).
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se daría el fenómeno de la descolonización de América, África y Asia, territorios que las potencias europeas habían sometido anteriormente. Destacan las independencias de los países de Hispanoamérica que, guiados por la figura de los libertadores (criollos pudientes con poder), se independizaron de España. La figura de los libertadores deja ver claramente cómo estos levantamientos, en muchos casos, no tenían otra motivación que la económica. Tanto Simón Bolívar como San Martín, libertadores por antonomasia, eran descendientes directos de españoles y, tras conseguir la independencia de España, vendieron la soberanía nacional de sus propios países a intereses extranjeros (principalmente Estados Unidos e Inglaterra). Las consecuencias de esto son visibles todavía hoy, teniendo en cuenta la dependencia comercial y diplomática que los países de Sudamérica y Centroamérica mantienen respecto a Estados Unidos.
Ya en la actualidad, el último conflicto de estas características tuvo lugar durante las guerras yugoslavas. La desintegración del Estado socialista yugoslavo supuso una coyuntura complicada entre las regiones que lo integraban, por razones religiosas, étnicas, económicas y sociales. Es destacada la independencia de Kosovo de Serbia: un país no reconocido totalmente a nivel mundial que se separó del Estado eslavo por cuestiones religiosas y étnicas en el año 2008, tras una guerra entre ambas naciones. Sin embargo, más peso tuvo la intervención de Estados Unidos y potencias europeas como Francia o Alemania, por razones estratégicas y económicas.