El pasado lunes 11 de marzo se conocía la intención de renuncia del Primer Ministro de Haití, Ariel Henry, el cual dirige el país caribeño desde el asesinato del anterior presidente, Jovenel Moïse, en 2021, supuestamente llevado a cabo por mercenarios colombianos. Henry, que la semana pasada se encontraba de visita oficial en Kenia negociando una misión de apoyo policial bajo el paraguas de la ONU, ha tenido que quedarse varado en Puerto Rico a la espera de su futuro.
Esta nueva ola de violencia se desencadenó el pasado 29 de febrero, cuando el Primer Ministro puso por fin fecha para unas nuevas elecciones: 2025. Una fecha demasiado lejana para muchos haitianos, que llevaban esperando la convocatoria de nuevas elecciones desde que Henry accediera al poder en 2021.
De esta forma, grupos armados de pandilleros asaltaron locales oficiales de la administración haitiana y la prisión central de la capital, Puerto Príncipe, dejando escapar a unos 3.500 presos y tomando el control de la misma. Aunque la peor parte se la han llevado las comisarías de la Policía Nacional (han arremetido al menos contra nueve). Los pandilleros también han tomado el control del estadio nacional Sylvio Cator y el del aeropuerto internacional, este último con la supuesta intención de no dejar regresar al primer ministro Henry al país.
Recordemos que Haití no vive unas elecciones desde el 2016 lo que no ha hecho más que aumentar la crispación política; crispación que han aprovechado los grupos criminales para alzarse como “héroes sociales”, aunque sus acciones supuestamente reivindicativas se basan en violar, asesinar y robar.
El cabecilla de estos movimientos es el expolicía Jimmy Cherizier (más conocido como ‘Barbecue’), el cual se ha erigido como portavoz de una federación de bandas criminales de la capital Puerto Príncipe apodada ‘Vivre Ensemble’ (Vivir Juntos). Es tal el descaro de estos individuos que han llegado a dar ruedas de prensa donde su líder expresaba que “si Henry no dimite y si la comunidad internacional le sigue sosteniendo, vamos directos a una guerra civil, que conducirá a un genocidio”, también en otra ruda de prensa el líder criminal aseguró que “o Haití se convierte en un paraíso o en un infierno para todos nosotros”. La peor parte como de costumbre se la están llevando los ciudadanos, que en algunos casos deben vivir en campamentos improvisados después de que las pandillas les expulsaran de sus barrios para atrincherarse en ellos.
Todo esto en Haití, el país más pobre de América y con una de las tasas de homicidios más altas del mundo con 4.790 homicidios solo el año pasado y con una población de unos 11,5 millones de habitantes.
En el plano internacional, las propuestas no se han hecho esperar. El lunes 11 de marzo se celebraba una reunión de urgencia de la CARICOM (La Conferencia de Jefes de Gobierno de la Comunidad del Caribe), donde estuvo presente el secretario de estado norteamericano Antony Bliken, el cual apostó por una transición llevada a cabo por un frente amplio que lleve al país a unas elecciones y que retome el poder institucional. Bliken prometió otros 100 millones de dólares para una misión de paz multinacional que ponga fin a la violencia en Haití; esto elevaría a 300 millones de dólares la ayuda prometida al país caribeño.
Por otro lado, el presidente de la República Dominicana Luís Abinar comunicó este sábado lo siguiente: “No es bienvenido en la República Dominicana por motivos de seguridad” refiriéndose al primer ministro haitiano, Ariel Henry. La República Dominicana lleva tiempo fortaleciendo su frontera con sus vecinos por la deriva de crimen e inestabilidad y ya advirtió el pasado mes de febrero lo siguiente: “O luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para salvar República Dominicana”.
Aunque quizás una de las propuestas que más polémica ha creado ha sido la del presidente salvadoreño Nayib Bukele, el cual aseguró este domingo que con el consentimiento del país anfitrión y con los gastos de la misión cubiertos, ellos pueden solucionar el problema en Haití. No sería algo descabellado visto el éxito que han tenido sus políticas antidelincuencia en El Salvador.
Es una pena que un pais llegue a estos niveles.
Esperemos que lo solucionen pronto
Es una barbaridad que sigan pasando estas cosas.
Ojalá con el apoyo de Bukele mejoren.
Muy interesante la información compartida en este artículo, pero una pena la situación en Haití. Esperemos que mejoren las cosas.