28 de agosto de 2025

Todo comenzó cuando un inmigrante ilegal...

La República Popular China y la inmigración

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La gestión de la inmigración en China es totalmente diferente a lo que conocemos en la Unión Europea. La rigidez y el cumplimiento de las leyes chinas contrasta con la laxitud de las leyes europeas, que son las más permisivas del mundo. Mientras el país asiático recibe controladamente inmigración y suple la falta de mano de obra mediante los avances tecnológicos, la UE recibe inmigrantes sin ningún tipo de límite para suplir la supuesta falta de mano de obra devaluando de esta forma los salarios

Según el Censo Nacional de Población de China de 2020, el más reciente, la población extranjera suponía el 0,6% del total. Mientras tanto la población extranjera en la Unión Europea es según Eurostat el 6,4%, cifra que aumenta si tenemos en cuenta que cerca del 10% nació fuera de países miembro de la UE. En el caso de España estos son el 11% de la población y los nacidos en el extranjero son el 18,2% según el INE. La diferencia no solo estriba en las rutas migratorias, si no en las leyes de cada país y su cumplimiento, que pueden eliminar el efecto llamada o no. Veamos entonces como son las leyes chinas en esta materia: 

Inmigración ilegal

Entrar ilegalmente en China es perseguido. La prolongación de la estancia en el país de manera ilegal está penada con sanciones económicas cuya cuantía varía en función de la estancia y las reincidencias. Estas multas también se imponen a aquellos que ayuden a entrar o salir del país ilegalmente y a aquellos que contraten inmigrantes ilegales, según los Artículos 72 y 80 de la Ley de Administración de Salida y Entrada de la República Popular China.

A los que residen ilegalmente se les da una advertencia y se les puede imponer una multa diaria que va desde los 500 a los 10.000 yuanes en función del Artículo 78. De acuerdo con el Artículo 81 la ley establece que es posible la deportación sin apelación alguna cuando contradiga las leyes y reglamentos. Tras ser deportado se prohíbe el reingreso al país por 10 años.  

Entre 2018 y 2022 de 528.000 extranjeros que entraron, permanecieron o trabajaron ilegalmente, 351.000 fueron deportados. Es decir, el 66,38%. Para que nos hagamos una idea, en España entre 2018 y 2023 sólo se expulsó a un 13% de los inmigrantes ilegales.

Inmigración legal

Para emigrar a China se necesita tener la documentación requerida en regla, un contrato laboral con una empresa registrada o una carta de admisión de una institución educativa,  no tener antecedentes penales y pasar un examen médico. Una vez en el país se tiene que solicitar el permiso de residencia temporal que proporciona una estancia de 1 a 5 años.

El permiso de residencia permanente es más difícil de obtener. Se conoce como tarjeta verde y tiene una validez entre 5 y 10 años, siendo posible la renovación. Este permiso está bastante restringido y hay varias vías para obtenerlo. Se reserva especialmente para inversores, directivos de empresas e investigadores que deben haber residido entre 3 y 4 años en el país. Otra forma es la reunificación familiar mediante el matrimonio con un ciudadano chino durante al menos 5 años y residencia continua en el país de al menos 9 meses al año, pero se necesita además demostrar solvencia económica, alojamiento permanente y no tener antecedentes penales. 

Es la tarjeta verde la que otorga acceso a los mismos servicios públicos básicos como educación y salud. Permite además entrar y salir del país sin visado y a trabajar sin permisos especiales. El porcentaje de extranjeros que tienen permiso de residencia permanente no llega al 1% del total.

La Nacionalidad

Solo los extranjeros poseedores de la tarjeta verde pueden solicitar la nacionalidad china. La doble nacionalidad no está permitida por lo que se debe renunciar a la nacionalidad de origen para obtener la nacionalidad china. De nuevo es imprescindible no tener antecedentes penales. El porcentaje de extranjeros que han obtenido la nacionalidad no llega a acercarse siquiera al 0,1% del total de la población. 

Conclusión 

En China no existe una patronal que demande mano de obra no cualificada para ocupar puestos de baja remuneración en sectores de baja productividad. Por su parte se apuesta por atraer mano de obra cualificada de forma muy controlada y manteniendo un control efectivo de las fronteras. La nacionalidad no se regala y la residencia en el país se concede bajo estrictos requisitos.  

Ante el reto del envejecimiento poblacional poseen una economía mucho más productiva y dinámica. Además se apuesta por los avances tecnológicos para suplir una posible falta de mano de obra. 

Mientras el gigante asiático prospera sin depender de una inmigración masiva, Europa se sume en la decadencia.