Hablamos en un anterior artículo sobre las propuestas de Donald Trump en materia de inmigración. Ahora que ya ha asumido la presidencia de EE.UU ha dado comienzo a una intensa actividad en esta cuestión. Hasta ahora Trump ha firmado 10 órdenes ejecutivas y una serie de decretos para llevar a cabo su programa electoral. Algunas de estas decisiones ya se han hecho sentir y otras lo harán a largo plazo.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) ha aumentado drásticamente los arrestos, alcanzando un promedio de 710 diarios, frente a los 311 por día durante el mandato de Joe Biden. Ahora colabora con el FBI, la DEA, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos y la Patrulla Fronteriza.
Las detenciones afectan a cualquier inmigrante sin documentación legal, no solo a quienes tienen antecedentes o son detenidos en la frontera. Se permite arrestar en «zonas sensibles» como escuelas, hospitales, iglesias o mezquitas. Se prevé un aumento de fondos para habilitar centros de detención y organizar deportaciones. Trump ha propuesto usar la base de Guantánamo para retener hasta 30.000 inmigrantes. ICE no ha revelado el número exacto de deportados, aunque ha incorporado aviones militares. Biden, sin embargo, ejecutó la mayor cifra de deportaciones en una década, con 270.000 en un año. El lunes 27, un avión militar deportó a 64 inmigrantes a Guatemala.
EE.UU. ha presionado a países que rechazan recibir deportados. Colombia tuvo que aceptar tras la amenaza de un 25% de aumento en aranceles. En la frontera hay 1.500 soldados y se ha restablecido la política «Quédate en México», que obliga a solicitantes de asilo a esperar fuera de EE.UU. También se han eliminado permisos temporales de trabajo y se bloquea el ingreso de refugiados bajo investigación.
Otra medida clave es la eliminación de la enmienda de 1868, que otorgaba la ciudadanía a los nacidos en suelo estadounidense.