La religión es una herramienta que ha tenido y sigue teniendo un peso e importancia indiscutible en la historia. La lucha por el progreso de la sociedad, en el mejor sentido de la palabra, ha tenido la lucha contra la religión siempre como una de sus principales patas. Esta representa una visión oscurantista y falsa sobre la realidad y cuyo papel es, o ha sido, ser un método de dominación en todas las sociedades. Aunque existan gran cantidad de religiones distintas, su papel y su esencia son los mismos. El avance de la ciencia ha ido siempre en detrimento de la religión, pues ambas representan visiones totalmente antagónicas del mundo. Por ello es de esperar que, conforme avanzan las sociedades productivamente, la influencia de la religión decrezca. Sin embargo, su esencia se mantiene.
En España, la forma dominante de la religión ha sido el catolicismo, el cual obtuvo un eje central en la dictadura franquista. La izquierda histórica se caracterizaba, en parte, por su lucha inquebrantable contra la visión católica y en pro de la visión científica, materialista, de la realidad. Pues no se puede entender una lucha por el progreso de la sociedad sin la lucha por la visión científica del mundo.
Las religiones se erigen sobre una teoría filosófica llamada idealismo, la cual afirma que la idea, el espíritu, precede a la materia, a lo objetivo. Y aunque este idealismo se suele ejemplificar popularmente solo con la religión, está impregnado en una gran cantidad de ideologías actuales que toman el mismo principio para erigirse. De forma muy resumida y simplificada, la filosofía idealista afirma que un pensamiento o una idea sobre algo puede crear o modificar ese algo, la realidad, la materia. Ya sea nuestro pensamiento individual o uno superior a nosotros, como puede ser la figura de una deidad. Esto es muy fácil de ver en la religión, aunque es la base filosófica de muchas corrientes de pensamiento actuales.
El ejemplo más claro es el posmodernismo ideológico y su postura acerca del género y el sexo o la identidad de una persona. Esta teoría afirma que el sexo y el género de una persona dependen de su percepción y que cambian respecto a esta. Es decir, si eres un hombre es porque te sientes hombre y no al revés. Por lo tanto, todo depende de los sentimientos y se modifica según estos.
Esta base filosófica se puede usar para otros casos y llegar a verdaderas atrocidades sin sentido como personas que se les adjudica una edad irreal para encubrir pederastas, encarcelar a violadores en cárceles de mujeres porque se consideran mujeres o humanos que exigen ser tratados como perros u otras cosas completamente degeneradas.
Otro ejemplo muy vigente hoy en día es la moda del «emprendimiento». Todos estos «influencers exitosos» que afirman que levantarte a las 5 de la mañana, leer a Marco Aurelio y cambiar tu «mindset» te harán ser rico y no un perdedor «mileurista». Y no me entiendan mal, sí que considero que ciertos valores que se proponen son muy necesarios como la necesidad del deporte o la disciplina. Pero una cosa es esto y otra cosa afirmar que los trabajadores son pobres por su forma de pensar. Y aquí encontramos de nuevo el mismo patrón: cambiar tu mentalidad, tu idea, tu forma de pensar, hará que tu realidad material cambie, «si eres pobre es porque eres vago». Tener una mentalidad y unos hábitos fuertes es imprescindible, pero estos discursos de «éxito» niegan completamente la realidad, prometiendo un mundo inexistente. Es bien sabido, sobre todo por los trabajadores honrados, que de trabajar nadie se hace rico. Solo por citarlo, otro caso muy extendido hoy en día es la astrología.
En el campo de las ciencias, muchos intelectuales se definen como firmes defensores de la “visión científica” o real del mundo y de la verdad en contra de la religión y las pseudociencias, tachándolo de algo absurdo, oscuro, pasado y perteneciente a gente ignorante. Sin embargo, no son defensores de nada, pues al igual que critican la religión aúpan todas las nuevas corrientes posmodernas que no son más que nuevas formas de idealismo. Además, en su “enconada lucha” contra la religión solo se ataca a la religión católica, a lo español. No se atreven a atacar a otras religiones públicamente como el islam, de creciente influencia en España.
Estos intelectualoides a servicio del sistema defienden a capa y espada tendencias completamente anticientíficas. Y es que en las universidades se refuerza y se da pie, sobre todo, a la corriente posmoderna (teoría queer o multiculturalidad como ejemplos), donde se niega su confrontación o duda y se cataloga de todo a aquellos que se contraponen a ella. Sin embargo, la realidad es que no es más que la nueva religión. Por otra parte, se muestra en algunos casos cierto desprecio a la gente creyente, cuando ellos hacen lo mismo con doctrinas más “modernas” pero con el mismo fondo. Este desprecio también cae sobre los trabajadores por no compartir sus posiciones ni problemas. Y no es casual que a los currelas de barrios obreros les dé completamente igual los problemas planteados por el posmodernismo y dicha intelectualidad, pues no representan las necesidades reales de la clase obrera. Son problemas de gente sin problemas.
Alzar la bandera contra la religión católica pero promover los posicionamientos woke no hace más que mostrar tu ignorancia y servilismo al sistema.
«Son problemas de gente sin problemas», me lo apunto.