El parlamento regional de Escocia ha rechazado la moción de censura que presentaron los laboristas. Este último grupo parlamentario presentó una moción de censura, aún tras la dimisión del ejecutivo Youseff Humza. Esta moción se motiva según el líder laborista Anas Sawar en que se trata de un gobierno «tan caótico, dividido y disfuncional que no puede ofrecer un Gobierno competente y les está fallando a los escoceses todos los días». ¿Cuáles son los antecedentes de esto?
Las elecciones del 6 de mayo de 2021 las ganó el partido independentista SNP —Scottish National Party (Partido Nacional Escocés)— con 63 escaños de 128, lo que supone bastante diferencia pero no la suficiente como para obtener la mayoría absoluta, quedándose a pocos escaños de ella. La solución a esto fue hacer coalición con el Partido Verde Escocés para sumar mayoría absoluta con los siete escaños que posee la formación.
A finales del año pasado, una serie de desacuerdos llevan a Humza a acabar con la coalición con los verdes destituyendo a los miembros de su ejecutivo que pertenecían a esta formación. Según el líder de origen keniano, llevaba tiempo pensando en disolver el pacto con los verdes —conocido como acuerdo de Butte House— pero defendiéndolo en público porque aún no había tomado una decisión. El distanciamiento ya se había producido entre las dos formaciones con la prohibición de hormonar a los menores de 18 años que quisiesen transicionar de género—teniendo los verdes una postura a favor— y con varios objetivos climáticos que abandonaba el gobierno. La marcha atrás en este aspecto se llevaría siguiendo la trayectoria general del gobierno conservador del Reino Unido, renunciando a varios objetivos también en materia climática llevados a cabo en Gales e Inglaterra.
Esta situación culminaría con que el hecho de que retrasar 15 años el objetivo de reducir los gases de efecto invernadero un 75% para 2030 sirviera como detonante para que los verdes convocarán una moción de censura con el objetivo de decidir la continuidad del Gobierno a finales de mayo. El fin del pacto de gobierno llegaría de la mano del propio primer ministro mucho antes de este suceso.
La respuesta por parte de la oposición no se hizo esperar, al acelerarse todo cuando el Partido Conservador —la segunda fuerza parlamentaria en Escocia con 31 escaños— propuso una moción de censura contra el mandatario musulmán, y el Partido Laborista —la tercera fuerza parlamentaria con 22 escaños— una mocion de densura contra el gobierno nacionalista. La primera de las mociones sale adelante de forma muy apurada, gracias a los votos de casi toda la oposición. La única excepción a esto ha sido Ash Regan —exdiputada del partido SNP y única diputada del partido también independentista Alba— quien tampoco dio su apoyo porque el líder del SNP no quiso aceptar su reclamación a cambio: Un nuevo referéndum de independencia, pero esta vez sin ser consultado con Londres.
Esta situación nos lleva al acontecimiento de esta noticia: el hecho de que el resultado de esta segunda moción haya tenido un resultado distinto, habiendo sido apoyada por los grupos conservador y laborista, pero siendo insuficientes. El resultado sería 70 diputados a favor del Gobierno frente 58 en contra, la causa de esto es que los verdes, a pesar de sus últimas discrepancias que les han hecho estar fuera del gobierno, han mantenido su apoyo al mismo.
La tesitura en la que se encuentra ahora mismo la política escocesa se resume en dos opciones: o bien el partido que actualmente gobierna encuentra un sucesor, o bien se deberán convocar nuevas elecciones. El primer nombre que suena es Jhon Swinney, quien lideró el partido desde el 2000 hasta el 2004 y ya ha desempeñado el cargo de viceprimer ministro, además de formar parte de varios gabinetes de gobierno. Swinney se marca el objetivo de centrar todos sus esfuerzos en «abordar los obstáculos en el camino para luchar por la independencia».